Caifás…no tenía ni la capacidad, ni la autoridad del cielo para realizar esa labor…Caifás era sumo sacerdote sólo en apariencias. Llevaba los vestidos sacerdotales, pero no tenía una relación vital con Dios.
(Caifás) "Actuaba inspirado por Satanás... No era un sacerdote nombrado por Dios según el orden de Melquisedec." (MS 102, 1897). (CBA, t5, 1080) "El ni tenía capacidad, ni autoridad del cielo..."
La experiencia de Cristo con los dirigentes judíos se repite. Satanás se esfuerza por eclipsar todo rayo de luz que brilla de Dios hacia su pueblo. Obra por medio de los ministros de la manera que obró a través de los sacerdotes y gobernantes en los días de Cristo.
Si la gente está mal, y los dirigentes no levantan su voz contra esos males, los condenan; y en ese caso el pecado se carga tanto en la cuenta de ellos como en la de los ofensores.
Si es indulgente en mantener su corazón en la obstinación, y debido al orgullo y la justicia propia deja de confesar sus faltas, será abandonado a las tentaciones de Satanás. Si cuando el Señor revela sus errores, no se arrepiente o hace confesión, su providencia lo llevará al mismo terreno una y otra vez. Se le permitirá cometer errores de la misma naturaleza, continuará faltándole la sabiduría, llamará pecado a la justicia, y justicia al pecado. La multitud de engaños que prevalecerán en estos últimos días le rodearán, usted cambiará de dirigentes, y no se dará cuenta de lo que ha hecho.
Después que Satanás fracasó en su intento de vencer a Cristo en el desierto, combinó sus fuerzas para que se opusiesen a su ministerio y si fuese posible estorbasen su obra. Lo que no pudo lograr por el esfuerzo directo y personal, resolvió efectuarlo por la estrategia. Apenas se retiró del conflicto en el desierto, tuvo concilio con sus ángeles y maduró sus planes para cegar aun más la mente del pueblo judío, a fin de que no reconociese a su Redentor. Se proponía obrar mediante sus agentes humanos en el mundo religioso, infundiéndoles su propia enemistad contra el campeón de la verdad. Iba a inducirlos a rechazar a Cristo y a hacerle la vida tan amarga como fuese posible, esperando desalentarlo en su misión. Y los dirigentes de Israel llegaron a ser instrumentos de Satanás para guerrear contra el Salvador.
Los dirigentes judíos estaban llenos de orgullo espiritual. Su deseo de glorificar al yo se manifestaba aun en el ritual del santuario. Amaban los lugares destacados en la sinagoga, y los saludos en las plazas; les halagaba el sonido de los títulos en los labios de los hombres.
El pecado de una nación y su ruina se debieron a sus dirigentes religiosos.
Los dirigentes religiosos se habían unido con Satanás y sus ángeles. Estaban cumpliendo sus órdenes.
(…) los miembros individualmente, y especialmente los dirigentes de la grey, no se dejan corregir.
Mientras Cristo procuraba presentar delante de la gente la verdad en su debida relación con la salvación, Satanás obraba mediante los dirigentes judíos y les inspiraba enemistad contra el redentor del mundo.
La iglesia está continuamente en dificultades como consecuencia del carácter deficiente de los dirigentes.
Los esfuerzos de Satanás contra los defensores de la verdad se volverán más intensos y decididos a medida que se aproxime el tiempo del fin. Así como en los días de Cristo los sacerdotes y dirigentes principales instigaron al pueblo contra él, así también los dirigentes religiosos promoverán resistencia y prejuicios contra la verdad para este tiempo.
Ahora es exactamente como en los días de los judíos. Cuando llegaba un mensaje, todo el poder de los dirigentes era puesto contra él, para que la gente no tuviera acceso al mismo.
Algunos que piensan que predican el evangelio están predicando las ideas de otros hombres. De algún modo han llegado a la conclusión no es parte del llamado o de la obra de un ministro pensar diligentemente y con oración. Aceptan lo que otros han enseñado sin ejercer su individualidad. Esta doctrina, enseñada por la iglesia de Roma, es la dependencia completa en los dirigentes. La conciencia individual no es propia; el juicio debe ser controlado por las ideas de otros hombres, y su inteligencia no debe sujetarse más allá de la de los dirigentes. Satanás tiene su mano en todo esto para reducir la obra de Dios.