Es tan pecado violar las leyes que rigen nuestro ser, como quebrantar uno de los diez mandamientos, porque no se puede hacer ninguna de las dos cosas sin quebrantar la ley de Dios.
La muerte del amado Hijo de Dios en la cruz revela la inmutabilidad de la ley de Dios. (…) La muerte de Cristo justificó las demandas de la ley.
El sermón más elocuente que pueda predicarse acerca de la ley de los diez mandamientos es cumplirlos.
Cuando América, tierra de libertad religiosa, se una con el papado para forzar la conciencia obligando a los hombres a honrar el falso sábado, la gente de cada país del globo será guiada a imitar su ejemplo.
Las leyes de la naturaleza son las leyes de Dios…Debiéramos comprender sus requisitos referentes a nuestros cuerpos y obedecerlos. La ignorancia de estos temas es pecado.
La guerra contra la ley de Dios comenzó en el cielo. Satanás estaba determinado a imponerle a Dios sus ideas y su forma de actuar y obligarle a cambiar la ley de su gobierno. Ésta fue la causa de la guerra en el cielo.
Fue la desobediencia a los justos mandamientos de Dios lo que ocasionó la caída de Satanás y sus huestes.
Si se hubiera podido cambiar la ley, el hombre habría sido salvado sin necesidad del sacrificio de Cristo; pero el hecho de que fuese necesario que Cristo diera su vida por la raza caída prueba que la ley de Dios no exonerará al pecador de sus demandas.
Para que las obligaciones del decálogo pudieran ser mejor comprendidas y ejecutadas, se añadieron otros preceptos, que ilustraban y aplicaban los principios de los diez mandamientos.
El que se ama a sí mismo es un transgresor de la ley.
La ley de Dios existía antes de la creación del hombre, o de lo contrario Adán no podía haber pecado.
Antes de que se creara la tierra existía la ley de Dios. Los ángeles se rigen por sus principios…
Satanás estaba combatiendo contra la ley de Dios por su ambición de exaltarse a sí mismo y no someterse a la autoridad del Hijo de Dios, el gran comandante celestial. (…) Satanás se envalentonó en su rebelión y expresó su desprecio por la ley del Creador.
La ley de Dios existía antes que el hombre fuera creado. Los ángeles estaban gobernados por ella. Satanás cayó porque transgredió los principios del gobierno del Señor. Después que Adán y Eva fueron creados, el Altísimo les dio a conocer su ley. No fue escrita entonces; pero Jehová la repitió en presencia de ellos.
La ley no tiene poder para salvar o perdonar al transgresor. ¿que hace entonces? Conduce al pecador arrepentido hacia cristo...la ley señala el remedio para el pecado: el arrepentimiento hacia dios y la fe en cristo.
Los hombres y las mujeres no pueden violar las leyes naturales mediante la complacencia de sus apetitos depravados y pasiones carnales, sin violar la ley de Dios.
Sin obediencia a sus mandamientos, ninguna adoración puede agradar a Dios.
Cada trasgresión innecesaria de las leyes que Dios ha establecido para nuestros cuerpos constituye virtualmente una violación de la ley de Dios, y a la vista del Cielo es un pecado tan grande como el quebrantamiento de los Diez Mandamientos. La ignorancia de este importantísimo tema es un pecado.
"En verdad es tanto un pecado el violar las leyes de nuestro ser como lo es el quebrantar los diez Mandamientos. El hacer cualquiera de los dos es quebrantar las leyes de Dios. Aquellos que trasgreden la ley de Dios en su organismo físico estarán inclinados a violar la ley de Dios que fue dada desde el Sinaí".
Los que violan las leyes de la salud, se volverán mentalmente ciegos y violarán las leyes de Dios.
Todos los que se apartan voluntariamente de los mandamientos de Dios se colocan bajo la dirección de Satanás.
El hecho mismo de la muerte del amado Hijo de Dios a fin de redimir al hombre, muestra la inmutabilidad de la ley divina. ¡Cuán fácilmente, desde el punto de vista del trasgresor, Dios podría haber abolido su ley, ¡proveyendo así una vía por la cual los hombres pudieran salvarse y Cristo permanecer en el cielo!
El sacrificio de Cristo en el Calvario es un argumento incontestable que muestra la inmutabilidad de la ley.
…las cosas más importantes de la ley: la misericordia, la justicia y el amor.
Los que transgreden la ley de Dios en su organismo físico, tendrán la inclinación a violar la ley de Dios pronunciada desde el Sinaí”.
Toda la ley que gobierna la maquinaria humana debe considerarse tan ciertamente en su origen, carácter e importancia como la Palabra de Dios. Toda acción descuidada y desatenta, cualquier abuso infringido al maravilloso mecanismo de la creación de Dios hecho al desatender las leyes que el especificó acerca del cuerpo, es una violación de la ley de Dios.
El ministro dice a sus oyentes que no pueden guardar la ley de Dios. “No es algo a lo que estemos sujetos en este tiempo”. “Debéis creer en Cristo; El os salvará; creed solamente”. (…) El ministro puede profesar ser sincero; pero está buscando tranquilizar la conciencia agitada con una falsa esperanza. Hay muchos a los que se les hace creer que están en el camino que lleva al cielo, porque profesan creer en Cristo, mientras rechazan la ley de Dios. Pero al final se darán cuenta que estaban en el camino de la perdición, en vez del camino al cielo. El veneno espiritual está recubierto de la doctrina de la santificación, y administrado a la gente. Miles lo tragan ávidamente, creyendo que si simplemente son honestos en su creencia estarán seguros. Pero la sinceridad no convertirá el error en verdad. Un hombre puede tomar un veneno pensando que es un alimento; pero sus sinceridad no le salvará de los efectos del veneno.
Toda la ley que gobierna la maquinaria humana debe considerarse tan ciertamente divina en su origen, carácter e importancia como la Palabra de Dios. Toda acción descuidada y desatenta, cualquier abuso infligido al maravilloso mecanismo de la creación de Dios hecho al descuidar las leyes que él especificó acerca de la habitación humana, es una violación de la ley de Dios.
Cuando viole las leyes que Dios ha establecido en mi ser, debo arrepentirme, reformarme.
La transgresión de la ley física es la transgresión de la ley de Dios. (…) El ser humano que es descuidado en los hábitos y las prácticas que conciernen a su vida y salud físicas, peca contra Dios.
Los hombres que ahora rechazan la ley de Dios crucifican una vez más al Hijo de Dios.
La ley de Dios está escrita en tablas de piedra, esculpida allí con su propio dedo, y está en el templo de Dios en el cielo.
Dios escribió con su propio dedo sus mandamientos en dos tablas de piedra. Estas tablas no quedaron al cuidado de los hombres, sino que fueron puestas en el arca; y en el gran día, cuando se decida cada caso, estas tablas inscritas con los mandamientos serán exhibidas para que todo el mundo las vea y entienda.
Satanás está trabajando con todo su poder engañador para entrampar al mundo. Los hace creer que el gran sacrificio hecho por el Hijo fue hecho para abolir la Ley de Dios. Él representa a Cristo como opuesto a la Ley del gobierno de Dios en el cielo y en la tierra. (…) La muerte del amado Hijo de Dios muestra la inmutabilidad de La ley. Su muerte magnifica la Ley y la hace más honorable, y da evidencia a los hombres de su carácter inmutable. De sus propios labios se escuchan las palabras, “No penséis que he venido a abrogar la ley o los profetas; No he venido a destruir sino a cumplir.” La muerte de Cristo justifica las demandas de la ley. Pero la doctrina de los Nicolaitas se ha extendido diciendo que el Evangelio de Cristo ha dejado sin efecto la Ley de Dios; que “creyendo” somos librados de la necesidad de ser hacedores de la palabra. Pero esta es la doctrina de los Nicolaitas, la cual Cristo condenó tan severamente. Aquellos que enseñan esta doctrina tienen mucho que decir sobre la fe y la justificación de Cristo; pero ellos pervierten la verdad, y la hacen servir para la causa del error. Declaran que nosotros sólo tenemos que creer en Jesucristo, y que la fe es suficiente; que la justicia de Cristo es la credencial del pecador; que esta justicia imputada cumple la ley por nosotros, y que no estamos en la obligación de obedecer la ley de Dios.
Si Dios hubiera podido cambiar su ley para alcanzar al hombre en su condición caída, Cristo no hubiera necesitado venir a este mundo.
Dios nos bendecirá cuando estemos en armonía con sus leyes.
La ley de Dios no solo condena lo que hemos hecho sino también lo que hemos dejado de hacer.
Dios nunca rebajará la ley al nivel del hombre, y el hombre nunca podrá elevarse a sí mismo para responder a su exigencia de perfección.
Cristo habla de la iglesia que Satanás preside como la sinagoga de Satanás. Sus miembros son hijos de la desobediencia. Son aquellos que eligen el pecado, quienes trabajan para anular la Santa ley de Dios. Es el trabajo de Satanás mezclar el mal con el bien, y quitar la distinción entre el bien y el mal.
La iglesia de Dios porque se ha amoldado al mundo, es más mundana que cristiana y esto es transgredir la ley de Dios.