Dijo el ángel: "Dios irá probando cada vez más de cerca a cada uno de sus hijos. Algunos están dispuestos a aceptar un punto; pero cuando Dios los prueba en otro, lo rehuyen y retroceden, porque hiere directamente algún ídolo suyo. Así tienen oportunidad de ver lo que hay en su corazón que los aísla de Jesús. Hay algo que aprecian más que la verdad y su corazón no está preparado para recibir a Jesús. Los individuos son probados durante cierto tiempo para ver si quieren sacrificar sus ídolos y escuchar el consejo del Testigo fiel. Si alguno no quiere ser purificado por la obediencia de la verdad, y vencer su egoísmo, su orgullo y malas pasiones, los ángeles de Dios reciben este encargo: "Se han unido a sus ídolos, dejadlos," y prosiguen con su obra, dejando en manos de los malos ángeles a aquellos que no han subyugado sus rasgos pecaminosos. Los que resisten en cada punto, que soportan cada prueba y vencen, a cualquier precio que sea, han escuchado el consejo del Testigo fiel y recibirán la lluvia tardía, y estarán preparados para la traslación....
Pregunte cual era el significado del zarandeo que yo había visto, y se me mostro que lo motivaría el directo testimonio que exige el consejo del testigo fiel a la iglesia de Laodicea. Tendrá este consejo efecto en el corazón de quien lo reciba y lo inducirá a exaltar la norma y expresar claramente la verdad. Algunos no soportaran este testimonio directo, sino que se levantaran en contra de el. Esto causara un zarandeo en el pueblo de dios.
El solemne testimonio, del cual depende el destino de la iglesia, se tiene en poca estima, cuando no se lo descarta por completo. Este testimonio ha de mover a profundo arrepentimiento, y todos los que lo reciban sinceramente, lo obedecerán y serán purificados.
Pregunté cuál era el significado del zarandeo que yo había visto, y se me mostró que lo motivaría el testimonio directo que exige el consejo que el Testigo fiel dio a la iglesia de Laodicea. Moverá este consejo el corazón de quien lo reciba y le inducirá a exaltar el estandarte y a difundir la recta verdad. Algunos no soportarán este testimonio directo, sino que se levantarán contra él, y esto es lo que causará un zarandeo en el pueblo de Dios. Vi que el testimonio del Testigo fiel había sido escuchado tan sólo a medias. El solemne testimonio del cual depende el destino de la iglesia se tuvo en poca estima, cuando no se lo menospreció por completo. Ese testimonio ha de mover a profundo arrepentimiento. Todos los que lo reciban sinceramente lo obedecerán y quedarán purificados.
Cuando se anule la vigencia de la ley de Dios, la iglesia será zarandeada por terribles pruebas, y una parte más grande de los miembros que ahora podríamos anticipar irá en pos de espíritus seductores y de doctrinas de demonios.
Tiene que ocurrir un zarandeo (…) como resultado del rechazo de la verdad presentada.
El Señor obrará de tal manera que los disgustados y descontentos se separarán de los fieles y leales...
Dios desea que su pueblo se prepare para la crisis venidera. Esté preparado o no, tendrá que afrontarla; y solamente aquellos que vivan en conformidad con la norma divina, permanecerán firmes en el tiempo de la prueba.
El zarandeo de Dios se lleva multitudes como hojas secas.
Tan pronto como el pueblo de Dios sea sellado y preparado para el zarandeo, este vendrá.
Muy pronto el mundo entero estará atribulado (…) Dios ama a su iglesia con un amor infinito. Nunca deja de velar sobre su heredad. Sólo permite las aflicciones que su iglesia necesita para su purificación, para su bien presente y eterno. Purificará su iglesia, así como purificó el templo al el principio y al fin de su ministerio terrenal.
El Señor viene pronto. En cada iglesia debe haber un proceso de purificación y de zarandeo, porque entre nosotros hay hombres impíos que no aman la verdad ni honran a Dios. Estamos en el tiempo del zarandeo, en el tiempo en que todo lo que puede ser sacudido será sacudido. El Señor no disculpará a los que conocen la verdad y no obedecen a sus órdenes en palabras y acciones.
Cristo zarandeó a sus seguidores una y otra vez, hasta que, por fin, quedaron sólo once hombres y algunas mujeres para echar el fundamento de la iglesia cristiana.