El resultado de la última Conferencia General (1901) ha sido la más grande, la más terrible pena de mi vida. No se hizo ningún cambio.
Todo el universo celestial fue testigo del trato descortés hacia Jesucristo, representado por el Espíritu Santo. Si Cristo hubiera estado entre ellos (los delegados de 1888), le hubieran tratado de forma similar a como los judíos trataron a Cristo.
Cristo ha registrado todas las palabras duras, orgullosas, y burlonas que se hablaron contra sus siervos como si se hubieran hablado contra el mismo.
Se que en ese tiempo el Espíritu de Dios fue insultado.
Ella habló veinte veces en Minneápolis, y especialmente durante las reuniones que se tenían temprano por la mañana para los ministros, y rogó que hubiera una mente abierta para el estudio de la Biblia. Ella misma no habló sobre el tópico de la justificación por la fe.
Dios me ha permitido tener una luz en cuanto a lo que es su Espíritu Santo, por lo tanto, lo acepto, y no me atreveré más a levantar mi mano contra esas personas, puesto que sería contra Jesucristo mismo, quien debe ser reconocido en sus mensajeros.
En muchas ocasiones el Espíritu Santo se manifestó. Pero aquellos que rechazaron el Espíritu de Dios en Mineápolis, estaban esperando la oportunidad de seguir transitando por el mismo camino, puesto que su espíritu era el mismo…En lo más íntimo de su corazón decían que esta manifestación del Espíritu Santo era fanatismo y engaño.
Es posible que los hermanos Jones y Waggoner puedan ser arrastrados por las tentaciones del enemigo; pero, aunque ocurra, no probaría que no tenía un mensaje de Dios, o que el trabajo que hayan hubieran hecho fuera un error. En caso de que ocurra, muchos tomarán esta posición, y entrarán en un engaño fatal porque no están bajo el control del Espíritu de Dios.
Algunos de nuestros hermanos han expresado temor de que reincidamos demasiado sobre el tema de la justificación por la fe, pero espero y oro para que ninguno se alarme innecesariamente; ya que no hay peligro en presentar esta doctrina como está expuesta en la Escrituras. Si no hubiera habido una negligencia en el pasado para instruir al pueblo de Dios, no sería necesario llamar la atención a ella. Algunos de nuestros hermanos no están recibiendo el mensaje de Dios en este asunto. Parecen estar ansiosos de que ninguno de nuestros ministros quiera abandonar su pasada manera de enseñar las antiguas y buenas doctrinas.
Pude tener un vívido cuadro en mi mente de la forma en la que los reformadores fueron tratados día a día, cómo cualquier mínima diferencia de opinión parecía crear una agitación de sentimientos. Así fue en la traición, el juicio y la crucifixión de Jesús—todo ello pasó delante de mí punto por punto. El espíritu satánico tomó el control y se movió con poder en los corazones humanos que se habían abierto a las dudas y a la amargura, la ira y el odio. Todo esto prevalecía en el encuentro (1888). Decidí dejar la reunión, dejar Minneapolis. Renuncié a hablar otra vez a nuestro pueblo, pero acepté hablar a los escandinavos.
Este encuentro ha sido la experiencia más triste de mi vida.
El espíritu satánico tomó control y actuó sobre los corazones de aquellos que habían abierto su mente a las dudas, la amargura, la ira y el odio. Todo esto prevaleció en ese encuentro. Decidí abandonar el encuentro, y abandonar Minneapolis. Renuncie a hablar otra vez a nuestro pueblo, pero acepte hablar a los escandinavos.
Algunos han estado cultivando odio contra los hombres a quienes Dios ha comisionado para presentar un mensaje especial al mundo. Comenzaron esta obra satánica en Mineápolis.