No hay nada más aceptable a la vista de Dios que la continua humillación del alma delante de él. Estas evidencias son pruebas inequívocas que el Señor ha tocado el corazón por medio de su Espíritu Santo. Más maravillosos que los milagros de curaciones físicas es el milagro que se realiza en el hijo de Dios por las luchas en la batalla contra los defectos naturales, y la victoria sobre ellos.