El aliviar el sufrimiento físico da una oportunidad de ministrar a las necesidades espirituales de la gente.
Comenzad a hacer obra médico-misionera con las facilidades que tenéis a mano. Encontraréis que así se os abrirá el camino para tener estudios bíblicos. El Padre celestial os colocará en relación con los que necesitan saber cómo tratar a sus enfermos. Poned en práctica lo que sabéis con respecto al tratamiento de la enfermedad. Así se aliviará el sufrimiento, y tendréis oportunidad de impartir el pan de vida a las almas hambrientas.
El ministro será llamado a menudo a desempeñar la parte de un médico. Debe tener una preparación que lo habilite para administrar los remedios más sencillos para aliviar el sufrimiento. Los ministros y los instructores bíblicos deben prepararse para este ramo de trabajo; porque al hacerlo, están siguiendo el ejemplo de Cristo.
La obra médico-misionera es de origen divino, y tiene que cumplir la más gloriosa misión. En todos sus aspectos ha de estar en conformidad con la obra de Cristo. Los que trabajen como colaboradores con Dios representan tan seguramente el carácter de Cristo como Cristo representó el carácter de su Padre mientras estaba en este mundo
En la obra médica misionera que se debe hacer, las mujeres deben dar tratamiento a las mujeres. (…) Cuando las mujeres enfermas son tratadas y cuidadas por mujeres, se cierra la puerta por la cual Satanás trata de entrar.
“La obra medico misionera genuina está ligada, en forma inseparable, a la obediencia de los diez mandamientos”.
En los campos nuevos no hay otra obra que tenga tanto éxito como la obra médico-misionera.
La obra médico-misionera proporciona a la humanidad el Evangelio de la liberación del sufrimiento. Es la obra pionera del Evangelio. Es el Evangelio puesto en práctica y es la revelación de la compasión de Cristo.
La bendición de Dios descansará sobre todo esfuerzo hecho para despertar interés en la reforma pro-salud; pues ésta se necesita en todas partes. Debe haber un reavivamiento con relación a este aspecto, pues Dios se propone realizar una gran tarea mediante este agente. Presentad la temperancia con todas sus ventajas en relación con la salud. Educad a la gente en las leyes de la vida, de manera que sepan cómo preservar su salud. Los esfuerzos que actualmente se realizan no están de acuerdo con la mente de Dios. La medicación a base de drogas es una maldición en esta época de mucha información.
Debe darse más atención a preparar y educar a misioneros con referencia especial a la obra en las ciudades. Cada grupo de obreros debe estar bajo la dirección de un dirigente competente, y siempre debe tenerse ante ellos la idea de que han de ser misioneros en el más alto sentido del término. Tal trabajo sistemático, sabiamente conducido, producirá benditos resultados.
La intemperancia ha llenado nuestro mundo, y deben establecerse misiones médicas en toda ciudad. Con esto no quiero decir que deben establecerse instituciones costosas, que exigen una gran inversión de medios. Estas misiones deben ser dirigidas de tal manera que no constituyan un fuerte drenaje para la causa; y su obra ha de preparar el camino para el establecimiento de la verdad presente. La obra médico-misionera debe tener sus representantes en todo lugar, en relación con el establecimiento de nuestras iglesias. El alivio del sufrimiento corporal abre el camino para la sanación del alma enferma de pecado.
Pregúntense muchos ahora: "¿Señor, qué quieres que yo haga?" Es el propósito del Señor que su método de sanar sin drogas sea destacado en toda gran ciudad por medio de nuestras instituciones médicas. Dios inviste de sagrada dignidad a los que salen con su poder a sanar a los enfermos. Brille la luz en lugares cada vez más distantes, en todo lugar en que pueda conseguirse entrada. Satanás hará que la obra sea tan difícil como sea posible, pero el poder divino asistirá a todos los obreros sinceros. Guiados por la mano de nuestro Padre celestial, salgamos para aprovechar toda oportunidad a fin de extender la obra de Dios.
En toda ciudad donde tengamos una iglesia, hay necesidad de un lugar donde puedan darse tratamientos. . . Debe proveerse un lugar donde puedan darse tratamientos para las enfermedades comunes. El edificio podrá carecer de elegancia y aun podrá ser tosco, pero debe ser amueblado con las facilidades necesarias para dar tratamientos sencillos
La obra médico-misionera es la mano derecha del Evangelio. Es necesaria para el progreso de la causa de Dios. A medida que los hombres y mujeres sean inducidos a ver la importancia de los hábitos de vida correctos por medio de esa obra, el poder salvador de la verdad se hará conocer. Obreros preparados para hacer obra médico-misionera deben empezar su trabajo en todas las ciudades. Como la mano derecha del mensaje del tercer ángel, los métodos de Dios para tratar la enfermedad abrirán puertas para la entrada de la verdad presente.
Debido a la instrucción que el Señor me ha dado de tiempo en tiempo, sé que debe haber obreros que hagan giras médico-evangelísticas entre las ciudades y aldeas.
Como medio para vencer el prejuicio y ganar acceso a las mentes, debe hacerse obra médico-misionera, no solamente en uno o dos lugares, sino en muchos lugares donde la verdad no ha sido todavía proclamada. Hemos de trabajar como misioneros médicos evangélicos, para sanar a las almas enfermas de pecado dándoles el mensaje de salvación. Esta obra quebrantará el prejuicio como ninguna otra cosa puede hacerlo.
La obra médica misionera es el brazo derecho, la mano ayudadora del Evangelio, para abrir puertas para la proclamación del mensaje.
Nada aumentará más la fuerza espiritual y el fervor y profundidad de los sentimientos, como el visitar y servir a los enfermos y abatidos, ayudándoles a ver la luz y a aferrarse de Jesús por la fe.
La obra del Señor es una, y su pueblo ha de ser uno. El no ha indicado que alguna parte del mensaje se lleve adelante independientemente o llegue a absorberlo todo. En todas sus labores, unió el la obra médico misionera con el ministerio de la palabra (…) Así también deben los mensajeros del Señor hacer su obra hoy.
La obra misionera médica debe ser para la obra de la iglesia como el brazo derecho para el cuerpo. El tercer ángel sale a proclamar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. La obra misionera médica es el Evangelio en práctica.
(La obra médico misionera) es una obra que deben hacer las iglesias de toda localidad, en el norte y en el sur, en el este y en el oeste. A las iglesias se les ha dado la oportunidad de responder en la realización de este trabajo. ¿Por qué no lo han hecho? Alguien debe cumplir la comisión
Hemos llegado a un tiempo cuando todo miembro de la iglesia debe actuar en la obra médico-misionera. El mundo es un lazareto lleno de víctimas tanto de enfermedades físicas como espirituales. Por doquiera la gente está pereciendo por falta de conocimiento de las verdades que nos han sido encomendadas. Los miembros de la iglesia necesitan despertar y darse cuenta de su responsabilidad de impartir estas verdades
A medida que la agresión religiosa subvierte las libertades de nuestra nación, los que quieren defender la libertad de conciencia serán colocados en una posición desfavorable. Por su propia causa, deben dominar lo referente a la enfermedad, sus causas, su prevención y su cura mientras tienen la oportunidad. Todos los que hagan esto hallarán un campo de trabajo dondequiera. Habrá personas que están sufriendo, gran cantidad de ellas, que necesitarán ayuda, no sólo entre las personas de nuestra misma fe, sino mayormente entre los que no conocen la verdad. La brevedad del tiempo demanda una energía que no se ha despertado entre los que pretenden creer la verdad presente.
Nuestros obreros médico-misioneros han de demostrar ahora el más puro ejemplo de abnegación. Con el conocimiento y la experiencia obtenida en la obra práctica, han de salir a dar tratamientos a los enfermos. Mientras van de casa en casa, encontrarán acceso a muchos corazones. Muchos que de otra manera nunca habrían escuchado el mensaje evangélico serán alcanzados.
Los siervos de Cristo han de seguir su ejemplo. Cuando él iba de lugar en lugar, confortaba a los dolientes y sanaba a los enfermos. Luego les exponía las grandes verdades referentes a su reino. Esta es la obra de sus seguidores. Mientras aliviéis los sufrimientos del cuerpo, hallaréis maneras de ministrar a las necesidades del alma. Podéis señalar al Salvador levantado en alto, y hablarles del amor del gran Médico, que es el único que tiene poder para restaurar.
Aquel que os ha dado vuestra comisión os otorgará capacidad y comprensión al consagraros a su servicio, empeñándoos diligentemente en el trabajo y en el estudio, haciendo lo mejor de que seáis capaces para traer alivio al enfermo y al que sufre
Hay un mensaje que presentar en cada iglesia con respecto a la reforma pro salud. Hay una obra que hacer en cada escuela.
Cuando se la une con otros ramos del esfuerzo evangélico, la obra médico-misionera es un instrumento de la mayor eficacia por medio del cual se prepara el terreno para la siembra de las simientes de verdad, y también el instrumento por el cual la cosecha es recogida.
Quiero decirles a mis hermanos en el ministerio...Combinad la obra médico misionera con la proclamación del mensaje del tercer ángel...Presenten los principios de la reforma pro salud en su relación con el mensaje del tercer ángel. La obra que se realiza en el ramo médico misionero es precisamente la obra que Cristo ordenó a sus seguidores que hicieran. ¿No veis claramente que los que se ocupan en esta obra están cumpliendo la comisión del salvador?
Mientras sigamos el ejemplo de Cristo en el trabajo para beneficiar a los demás, despertaremos su interés en el Dios a quien amamos y servimos.
Deben establecerse más escuelas de cocina, y algunos deben trabajar de casa en casa, dando instrucción en el arte de cocinar alimentos sanos. Muchísimos serán rescatados de la degeneración física, mental y moral por medio de la influencia de la reforma pro salud, Estos principios se recomendarán a sí mismos ante aquellos que buscan luz; y los tales avanzarán desde este punto para recibir toda la verdad para este tiempo.
Es imposible trabajar para la salvación de los hombres y las mujeres sin presentarles la necesidad de apartarse de las gratificaciones pecaminosas, las cuales destruyen la salud, degradan el alma e impiden que la verdad divina impresione la mente.
Se requiere de nosotros que demos a conocer los principios de la reforma pro salud en las grandes reuniones de nuestro pueblo en nuestros campamentos de reavivamiento espiritual.
Cristo, el gran Médico Misionero, es nuestro ejemplo…El curaba a los enfermos y predicaba el evangelio. En su ministerio, curar y enseñar estaban vinculados estrechamente. Hoy estos no deben separarse.
En nuestros grandes congresos debiera impartirse instrucción acerca de la salud y la temperancia.
Los grandes congresos que reúnen a nuestro pueblo proporcionan una excelente oportunidad para ilustrar los principios de la reforma pro salud.
Un conocimiento inteligente del tratamiento de las enfermedades basado en los principios de la higiene, conquistará la confianza de muchas personas que de otro modo nunca serían alcanzadas con la verdad.
Pronto no se hará ninguna obra en las líneas ministeriales que no sea la obra médico misionera.
El Señor me dio gran luz acerca de la reforma por salud. Junto con mi esposo, había de efectuar obra médico-misionera. Había de dar ejemplo a la iglesia llevando a los enfermos a mi hogar y cuidando de ellos.
Habría que dar conferencias para enseñar a conservar la salud, evitar la enfermedad y a reposar cuando el descanso es necesario.
Por la instrucción que el Señor me ha dado una y otra vez, sé que debe haber obreros que hagan giras médico-evangelísticas por las ciudades y aldeas. Los que hagan este trabajo reunirán una rica cosecha de almas, tanto de las clases más encumbradas como de las más humildes.
Se necesitan médicos evangelistas.
La obra médico misionera…es la primera obra del evangelio.
La obra médico-misionera siempre debería haber existido en la obra de reforma. Pero nunca ha de convertirse en un motivo de separación de los obreros en el ministerio de su obra. Cristo unió estas dos ramas en todas sus labores. La obra médico-misionera es parte del gran todo, así como el brazo es parte del cuerpo. Los pastores y maestros han de trabajar inteligentemente en sus tareas específicas, instruyendo a los miembros de iglesia en la manera de trabajar en las tareas médico-misioneras.
Diría a mis hermanos en el ministerio: Proseguid esta obra con tacto y habilidad. Poned al trabajo a los jóvenes y señoritas de nuestras iglesias. Combinad la obra médico-misionera con la proclamación del mensaje del tercer ángel.
La obra médico-misionera es la obra de avanzada del Evangelio, la puerta por la cual ha de hallar entrada en muchos hogares la verdad para este tiempo. (…) Al ir de casa en casa, hallaran acceso a muchos corazones. Serán alcanzados muchos que, de otra manera, nunca habrían oído el mensaje evangélico.
En casi cada localidad hay muchos que no asisten a ningún servicio religioso. Si quiere ganárselos para el Evangelio, éste debe ser llevado hasta sus hogares. Con frecuencia el alivio de sus necesidades físicas es el único medio por el cual se puede alcanzarlos.
Cuando una agresión religiosa destruya las libertades de nuestra nación, aquellos que estarán del lado de la libertad de conciencia se encontrarán en una posición desfavorable. Por su propio beneficio ellos deberían, mientras tienen oportunidad, ser más avisados en cuanto a las enfermedades, sus causas, prevención y curación. Y los que hagan eso, encontrarán un campo de labor en todas partes. Habrá dolientes, abundancia de ellos, que necesitarán ayuda, no solamente entre aquellos de nuestra propia fe, sino mayormente entre los que no conocen la verdad.
Quiero deciros que pronto no habrá obra que se pueda hacer en los ramos ministeriales, sino la obra médico-misionera.
Nunca seréis ministros según la orden evangélica hasta que mostréis un interés decidido en la obra médico-misionera, el evangelio de la salud y de la bendición y de la fortaleza.
Como medio de vencer los prejuicios y poder llegar a las mentes, debe hacerse obra misionera médica… Hemos de trabajar como misioneros médicos evangélicos para curar a las almas enfermas de pecado, dándoles el mensaje de salvación. Esta obra derribará prejuicios como ninguna otra puede hacerlo.
Antes de que dispusiéramos de sanatorio alguno, mi esposo y yo comenzamos la obra de carácter médico. Traíamos a nuestra casa enfermos que habían sido desahuciados por los médicos. Cuando no sabíamos qué hacer por ellos, orábamos a Dios muy fervientemente y él siempre envió su bendición.
Antes de que se estableciera nuestro sanatorio, mi esposo y yo íbamos de casa en casa dando tratamientos. Con la bendición de Dios salvamos las vidas de muchos que sufrían.
La obra médico-misionera es la obra de avanzada, Ha de combinarse con el ministerio evangélico. Es el Evangelio en la práctica, el Evangelio ejercido prácticamente. Me ha entristecido mucho el ver que nuestros hermanos no han emprendido esta obra como debieran. . .
Por su propio bien, mientras tienen oportunidad, debieran adquirir conocimientos con respecto a las enfermedades, sus causas, su prevención y su curación. Y los que lo hagan tendrán oportunidad de trabajar en todas partes. Habrá pacientes en abundancia que necesitarán ayuda, no sólo entre los de nuestra fe, sino más aún entre los que no conocen la verdad.
En una escena que pasó ante mí, ví cierta obra hecha por los médicos misioneros. Nuestros hermanos dirigentes la contemplaban, observando lo que se hacía, pero no parecían comprenderla.
En el curso de su ministerio, Jesús dedicó más tiempo a la curación de los enfermos que a la predicación.
El Salvador aprovechaba cada curación que hacía para sentar principios divinos en la mente del alma.
La curación física va enlazada con la comisión de predicar el Evangelio…En la obra del Evangelio, la enseñanza y la curación jamás deben ir separadas.
Muchos no tienen fe en Dios y han perdido la confianza en el hombre. Pero aprecian actos de simpatía y de ayuda. Al ver a una persona que viene a su hogar no motivada por la alabanza terrenal o la compensación, y que ministra al enfermo, alimenta al hambriento, viste al desnudo, consuela al triste y les señala a todos a Aquel de cuyo amor y piedad el obrero humano es solamente un mensajero, cuando ven esto sus corazones son tocados. Brota gratitud, se enciende la fe. Ven que Dios tiene cuidado por ellos, y cuando la Palabra es abierta están preparados para escuchar.
Ninguna línea debe trazarse entre la verdadera obra médico-misionera y el ministerio evangélico. Ambas cosas deben combinarse. No han de considerarse como línea de trabajo separadas la una de la otra. Han de unirse en una conjunción inseparable, así como la mano está unida con el cuerpo.
Ningún tema entre los que son presentados a los habitantes de nuestras ciudades atraería un interés tan grande como el que concierne a la salud física.
Los niños pueden tomar parte en la obra médico-misionera.
Hay más religión en una buena cocina de lo que muchos se imaginan.
No es la parte más importante de un proyecto el levantar un edificio en el cual se trate a los enfermos; todavía hay una necesidad de asegurar gestores sabios, competentes y discretos, y asegurar instalaciones apropiadas para lograr un éxito completo de la institución. (…) Lleva años equipar una institución y mantenerla funcionando de forma apropiada y en orden.
La promesa del Salvador a sus discípulos es una promesa hecha a su iglesia hasta el fin del tiempo. Dios no quería que su admirable plan para redimir a los hombres lograse solamente resultados insignificantes. Todos los que quieran ir a trabajar, no confiando en lo que ellos mismos pueden hacer sino en lo que Dios puede hacer para ellos y por ellos, experimentarán ciertamente el cumplimiento de su promesa.
Satanás es el originador de la enfermedad; y el médico lucha contra su obra y poder.
El Señor está muy agradecido cuando aquellos que comienzan como misioneros están más ansiosos por la salvación de las almas, de lo que están por el salario que recibirán por su trabajo.
Después de haber orado fervientemente por el enfermo, ¿entonces qué? ¿Debo yo desistir en hacer todo lo posible por su recuperación? No, sino que trabajo con más esmero aún, con mucha oración, para que el Señor pueda bendecir los medios que sus propias manos han provisto; que él dé sabiduría santificada para colaborar con él en la recuperación del enfermo.
“La luz vino a mi clara y distintiva, que la obra medico misionera estaba absorbiendo demasiado tiempo, mientras un trabajo más definitivo en las líneas especiales, se estaban dejando a un lado. Estabais tomando en vuestros brazos una clase de trabajo que nunca termina, el cual estaba eclipsando el trabajo que se necesita hacer en cada ciudad, la proclamación de la segunda venida de Jesús. El mensaje del tercer ángel estaba siendo dejado a un lado.”
“Debe haber un gerente en cada centro de salud, o si no se desmoralizará.”
“El trabajo del verdadero médico misionero, es mayormente un trabajo espiritual. Incluye la oración y la imposición de manos; el debiera ser por lo tanto puesto a parte sagradamente por su trabajo como lo es el ministro del evangelio. Aquellos que han sido seleccionados para trabajar como médicos misioneros deben ser puestos a parte como tal.”
“El Señor me dio gran luz en cuanto a la reforma pro-salud. En conexión con mi marido, yo misma debía ser una trabajadora medico misionera. Debía mostrar ejemplo a la iglesia tomando a los enfermos y llevándolos a mi casa para cuidarles.”
“Cada ser humano que es santificado a través de la creencia de la verdad llega a ser un portador de la luz de Dios al mundo, su mano ayudadora, para recuperar las almas de la transgresión. Él es el médico misionero de Dios.”
“En nuestro trabajo para predicar el evangelio, debemos de establecer pequeños centros de salud en muchos lugares… los de la clase alta, vendrán a nuestros centros para tratamiento y cuando se vayan contarán a otros los beneficios que han recibido.”
“Hace veinticinco años que el Señor me reveló que la mejor forma de alcanzar a la clase alta es por los centros de salud… Estas instituciones deben localizarse lejos de las ciudades, y deben estar rodeadas con suficiente tierra para producir fruta y verdura… Los tratamientos deben ser tales que atraigan a los ricos a la institución. Las habitaciones deben estar preparadas para los que quieran pagar un precio liberal.”
“El trabajo médico misionero debiera llamarse mejor: trabajo misionero de la restauración de la salud.”
“Aquellos que están involucrados en la tarea de preparar alimentos saludables están en el servicio para Dios como si fueran médicos, dentistas o estuvieran haciendo trabajo medico misionero. En la medida que se preparan alimentos saludables, se hace un servicio a Dios.”
Los que se sienten ineptos para la obra médica deben escoger otra ocupación. Los que se sienten con disposiciones para cuidar enfermos, pero cuya educación y cuyas aptitudes médicas son limitadas, deberían resignarse a desempeñar los ramos más humildes de dicha obra y actuar como fieles enfermeros. Sirviendo con paciencia bajo la dirección de médicos hábiles podrán seguir aprendiendo, y si aprovechan toda oportunidad de adquirir conocimientos, podrán tal vez llegar con el tiempo a estar preparados para ejercer la medicina.