Veo que se está dando a aquellos que ya tienen; (…) Nuestros pastores debieran ahora estar trabajando por la salvación de los perdidos.
Este no es un tiempo para que los mensajeros de Dios se detengan revoloteando sobre aquellos que conocen la verdad, y que tienen todas las ventajas.
Esto de revolotear en torno a las iglesias para mantenerlas afianzadas las hace más dependientes del esfuerzo humano. Aprenden a confiarse en la experiencia de sus semejantes y no dependen de Dios para su eficiencia.
Considere todo aquel que ama a Dios que ahora, mientras es de día, es tiempo, no de trabajar entre las ovejas que ya están en el redil, sino de salir a buscar a los perdidos y a los que perecen. Estos necesitan tener ayuda especial para hacerlos volver al redil. Es ahora tiempo de que los descuidados despierten de su sueño.
Los ministros están revoloteando sobre las iglesias, que ya conocen la verdad, mientras miles están muriendo sin Cristo. Si se diera la instrucción apropiada, si se siguieran los métodos adecuados, cada miembro de iglesia haría su trabajo como miembro del cuerpo…Se les debe enseñar a estos que a menos que puedan sostenerse por si mismos, sin pastor, necesitan convertirse de nuevo, y bautizarse otra vez.
No permitáis los ministros que os retengan en casa para servir a la mesa; y no revoloteéis alrededor de las iglesias, predicando que han sido afirmados en la fe. Enseñad a la gente a que obtengan luz por ellos mismos, y que no dependan de los ministros. Los miembros tendrían que tener a Cristo como ayudador, y debieran educarse a si mismos para ayudar a otros, para que el ministro pueda estar libre para entrar en nuevos campos.
“Que recuerden nuestros ministros que no es la tarea específica de un ministro del evangelio revolotear sobre las iglesias.”
“Los mensajeros de Dios no necesitan revolotear sobre la gente que conoce la verdad desde hace tiempo. Se dedica demasiado tiempo a las iglesias.”
“Nuestros ministros no necesitan revolotear sobre las iglesias, como si las iglesias de un determinado lugar necesitasen un cuidado especial. Y nuestras iglesias no debieran sentirse molestas o ignoradas por no recibir labor ministerial.”
Que ninguno de nuestros ministros gaste tiempo y energía trabajando por los que conocen la verdad. En lugar de ello, que busquen a los que están fuera del redil.
No podemos esperar que los ministros estén permanentemente afincados en un lugar con unas tareas asignadas tal y como ocurre en otras denominaciones; cada miembro individualmente debe aprender a llevar su responsabilidad, y llegar a ser un obrero, haciendo avanzar la causa de la verdad como el primer objetivo e interés de su vida.
La idea de que nuestros ministros debe revolotear sobre las iglesias debe ser abandonada ahora mismo. A los miembros de las iglesias se les debe enseñar a mantenerse trabajando, mostrando la inteligencia y espiritualidad que Dios requiere a los que dicen ser miembros de su iglesia. ¿Qué es lo que dará vida a las iglesias? Nada podrá conseguirlo mejor que el hecho de ver como avanza la obra. Y en este trabajo todos los miembros de las iglesias pueden tomar parte. Puede que no prediquen, pero pueden ayudar de muchas otras formas.
No revoloteéis sobre las iglesias para repetir una y otra vez las mismas verdades a la gente, mientras las ciudades están en ignorancia y pecado, sin ser trabajadas y avisadas. Pronto el camino será interferido y estas ciudades estarán cerradas al mensaje del evangelio.
No se debe alentar a nuestros ministros a revolotear sobre las iglesias para repetir a los creyentes semana tras semana las mismas verdades. Tenemos una verdad que salva y que es preciosa. La Palabra de Dios debe ser plantada en muchos corazones, el pan de vida debe alimentar a muchas almas hambrientas…Es una labor bendecida poder trabajar para ensalzar a Cristo ante el mundo.
Hay gente que ha dicho: “Algunas iglesias están tan mal que necesitan un pastor. No hay otra solución.” Las iglesias que no tienen vida por si mismas, que han perdido el discernimiento spiritual, llaman a ministros para que vengan en su ayuda, para que les traigan aliento de vida. Pero los ministros tienen otro trabajo que hacer. Ellos deben llevar la verdad a aquellos que no la conocen.
No debemos sentirnos obligados a revolotear sobre las iglesias que yah an recibido la verdad. No debemos hacer creer a la gente que dependen de la labor ministerial para preserver la vida spiritual. Cada uno de los que ha recibido la verdad debe acudir a Dios por si mismo, y vivir de cada palabra que sale de la boca de Dios. Aquellos que han recibido el mensaje del tercer ángel no deben hacer del hombre su confianza, y depender de que los ministros hagan su experiencia por ellos.
“Cuando los mensajeros de Dios dejan sus casas para trabajar por la salvación de las almas dedican mucho de su tiempo a trabajar a favor de aquellos que han estado en la verdad durante años, pero que son todavía débiles porque aflojan innecesariamente las riendas, dejan de velar sobre si mismos, y hasta, pienso a veces, tientan al enemigo a que los tiente.”
“Los que conocen la verdad y han sido establecidos en ella, pero no la obedecen están robando tiempo a los mensajeros, y no se cumple el objeto mismo por el cual Dios los llamó al campo.”
“Cuanto más libres estarían (los pastores) si todos los que profesan la verdad mirasen en derredor suyo y procurasen ayudar a otros, en vez de solicitar tanta ayuda ellos mismos.
“Los que han sido culpables de exigir tanta labor de los siervos de Dios y los han cargado con pruebas que les toca a ellos decidir tendrán que dar cuenta a Dios por todo el tiempo y los recursos que se gastaron para satisfacerlos a ellos y también al enemigo.”