Sermón

Preséntense discursos cortos, y oraciones cortas y fervientes.

El Evangelismo, 114

La apariencia exterior es un reflejo del corazón.

Testimonies for the Chruch, Tomo 1, 131

Se me mostró que no es correcto usar expresiones toscas e irreverentes, relatar anécdotas con el fin de divertir, o presentar ilustraciones cómicas para hacer reír. (…) son prácticas fuera del orden divino.

Testimonios, Tomo 1, 561

En la presentación de una verdad impopular, que implica una pesada cruz, los predicadores debieran cuidar de que cada palabra sea como Dios la diría. Sus palabras no debieran ser cortantes. Debieran presentar la verdad con humildad, con el amor más profundo por las almas y un ferviente deseo de su salvación, y dejar que la verdad sea la que corte.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 3, 242

La gente no es alimentada por los ministros de las iglesias populares, y las almas están hambrientas de alimento que las nutra y les dé vida espiritual.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 3, 263

Los esfuerzos en el púlpito serán reforzados por su ejemplo fuera de él.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 3, 263

Muchos al predicar cometen el error de no terminar mientras se mantiene el interés. Siguen perorando hasta que muere el interés que se había levantado en las mentes de los oyentes.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 3, 460

Los discursos largos y las tediosas oraciones son decididamente perjudiciales para el interés religioso y no llevan convicción alguna a la conciencia de las personas.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 4, 258

Se pierden oportunidades de oro al pronunciar discursos elaborados que dicen más del yo que de la grandeza de Cristo.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 4, 309

Tal vez están escuchando el último sermón de su vida.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 4, 387

Después que se ha presentado la teoría de la verdad, viene la parte ardua del trabajo.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 4, 388

En los discursos que se presentan hay demasiada exhibición del yo. (…) Dejad resplandecer vuestra luz de tal manera que la gloria sea para Dios en lugar de ser para vosotros mismos.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 4, 393

Los sermones de algunos de nuestros ministros tendrán que ser mucho más poderosos que los que predican ahora, o muchos apóstatas oirán un mensaje tibio e indirecto que arrulla a la gente y la hace dormir.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 8, 43

Mi corazón se llena de angustia cuando pienso en los mensajes tibios que dan algunos de nuestros ministros.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 8, 44

Sepa cada hombre que se presenta en el púlpito que tiene ángeles del cielo en su auditorio. Y cuando estos ángeles descargan de sí mismos el áureo aceite de la verdad en el corazón del que está enseñando la Palabra, entonces la aplicación de la verdad será un asunto solemne, serio. Los mensajeros angelicales eliminarán el pecado del corazón, a menos que la puerta de él se cierre y Cristo sea rechazado. (…) Pero si los ministros no han recibido primero su mensaje del cielo, si no han obtenido su propia provisión de la corriente refrescante y vitalizadora, ¿cómo pueden ellos hacer que fluya en favor de aquellos que no la han recibido?

Testimonios Ministros, 338

Cuanto más expresión pongan en las palabras de verdad, tanto más eficaces serán éstas, en los que las oyen.

La Voz, 33

En la base de casi todos los problemas que existen en la iglesia, está el empleo apresurado e imprudente de la facultad del habla.

La Voz, 38

Los discursos largos, recargan las pequeñas mentes de los niños.

La Voz, 45

El divino maestro, (…) nunca condescendió a pronunciar algo cómico, con el fin de llamar la atención del público.

La Voz, 117

Usted no debiera hablar tanto de sí mismo, porque esto no fortalecerá a nadie.

La Voz, 129

La adulación es obra de Satanás.

La Voz, 167, 168

El hablar rápidamente destruye gran parte del efecto de un discurso, porque las palabras no pueden hacerse tan claras y distintas, como cuando se las pronuncia con más lentitud, dando tiempo al oyente para captar el significado de cada palabra.

La Voz, 220, 221

Algunas mentes, se parecen más a una tienda de antigüedades que a cualquier otra cosa.

La Voz, 236

Aquellos cuyo corazón está lleno del amor de Jesús, con las preciosas verdades de su Palabra, podrán sacar de la tesorería de Dios cosas nuevas y viejas. No encontrarán tiempo para relatar anécdotas;

La Voz, 237

El predicador que haya aprendido de Cristo, (…) No debe de ningún modo formar parte de su objeto, el llamar la atención a sí mismo, su saber o capacidad.

La Voz, 250

El ministro falto de consagración, que presenta la verdad de una manera desapasionada, sin tener su propia alma conmovida por las verdades que predica a otros, hará solamente daño.

La Voz, 252

Hay un asunto sobre el cual quisiera advertirles. Al dirigirse a una congregación, no hablen demasiado tiempo;

La Voz, 272

Lo que se dice durante la primera media hora vale mucho más, si el sermón termina entonces, que las palabras dichas en otra media hora. Se sepulta entonces lo que se ha presentado antes.

La Voz, 273

Los sermones cortos serán recordados mucho mejor que los largos.

La Voz, 274

Los discursos largos y las oraciones tediosas son positivamente dañinas para el interés religioso, y no llevan convicción a las conciencias del pueblo.

La Voz, 275

Evitad los sermones largos. La gente no puede retener la mitad de los discursos que escuchan

La Voz, 276

Erradicad los cuentos de vuestros discursos.

La Voz, 306

Si la predicación es de carácter emocional, afectará los sentimientos, pero no el corazón y la conciencia.

La Voz, 318

El verdadero ministro del evangelio, no se presentará ante la gente para hablar palabras suaves, para clama paz y seguridad.

La Voz, 353

Los sermones cortos son más efectivos.

La Voz, 371

Hay que dirigirse a los hombres, como pecadores en peligro de perder sus almas.

La Voz, 377

Las palabras impertinentes que salen de sus labios, las anécdotas frívolas, las palabras habladas para producir risa, son todas condenadas por la Palabra de Dios, y están totalmente fuera de lugar, en el púlpito sagrado

Testimonios Ministros, 142, 143

El éxito sería mayor si las oraciones y los discursos fueran más cortos.

Testimonios, Tomo 2, 106

Una presentación de la verdad tranquila y sin sentimientos, nunca despertará a los hombres y las mujeres de su sopor de muerte.

Testimonios, Tomo 2, 303

El presentar la verdad en forma desapasionada, sin que el alma no haya sido sacudida por la verdad que predica a otros, hará solamente daño.

Testimonios, Tomo 2, 344

Si la predicación es de carácter emocional, apelará a los sentimientos, pero no al corazón ni a la conciencia. Esta manera de predicar no produce ningún bien duradero, pero a menudo conquista el afecto de las personas y suscita sus emociones a favor del hombre que las complace.

Testimonios, Tomo 5, 281

Lo que se dice durante la primera media hora vale mucho más, si el sermón termina entonces, que las palabras dichas en otra media hora. Se sepulta entonces lo que se ha presentado antes.

Testimonios Ministros, 256

Tampoco es el objetivo de la predicación el divertir. Algunos ministros han adoptado un estilo de predicación que no tiene la mejor influencia. Ha llegado a ser u hábito para ellos entretejer anécdotas en sus discursos... El ministro que mezcla el relato de historias en sus discursos está usando fuego extraño.

Testimonios Ministros, 318

Los suaves sermones que se predican con tanta frecuencia no hacen impresión duradera; la trompeta no deja oír un sonido certero. Los corazones de los hombres no son conmovidos por las claras y agudas verdades de la Palabra de Dios.

Profetas y Reyes, 103

No es el plan de Dios enviar mensajeros que agraden o halaguen a los pecadores; no comunica mensajes de paz para arrullar en la seguridad carnal a los que no se santifican.

Profetas y Reyes, 321

El espíritu de oposición a la reprensión, que condujo a la persecución y encarcelamiento de Jeremías, existe hoy. Muchos se niegan a escuchar las repetidas amonestaciones, y prefieren escuchar a los falsos maestros que halagan su vanidad y pasan por alto su mal proceder.

Profetas y Reyes, 322

Las palabras de la Biblia, y de la biblia sola, deben oírse desde el púlpito.

Profetas y Reyes, 461; El último libro que escribió

Algunos dejan de educar a la gente en lo que se refiere al cumplimiento de su deber. Predican esa parte de nuestra fe que no despertará oposición ni desagradará a los oyentes; pero no declaran toda la verdad. La gente disfruta de su predicación; pero hay falta de espiritualidad porque no se satisfacen los derechos de Dios.

Consejos sobre Mayordomía Cristiana, 92

El ministro (predicador en la traducción al español) que se aventura a enseñar la verdad cuando tiene tan sólo un conocimiento superficial de la Palabra de Dios entristece al Espíritu Santo.

Obreros Evangélicos, 103

Los ministros de Dios deben hacer resonar la voz como el sonido de una trompeta, y mostrar al pueblo sus transgresiones. Los sermones halagadores que tan a menudo se predican no producen impresión duradera, y después de oírlos, los hombres no quedan con el corazón contrito, porque no les han sido declaradas las claras y agudas verdades de la Palabra de Dios.

Obreros Evangélicos, 155

No debe introducir historias divertidas en su predicación.

Obreros Evangélicos, 158-159

Los discursos floridos, los cuentos agradables, o las anécdotas impropias no convencen al pecador.

Obreros Evangélicos, 162

El predicador no habrá hecho su obra antes de haber hecho comprender a sus oyentes la necesidad de un cambio de corazón. En todo discurso deben hacerse fervientes llamados a la gente para que, abandone sus pecados y se vuelva a Cristo.

Obreros Evangélicos, 167

Algunos predicadores, en la preparación de sus discursos, arreglan todo detalle con tal exactitud que no dan al Señor ocasión de dirigir sus mentes. Cada punto está fijado, estereotipado, por así decirlo, y parecen incapaces de apartarse del plan señalado. Este es un grave error que, puesto en práctica, creará en los predicadores estrechez de miras, y los dejará privados de vida y energía espirituales como lo estaban de rocío y lluvia los collados de Gilboa.

Obreros Evangélicos, 174

Los predicadores no deben acostumbrarse a relatar anécdotas irrespetuosas en conexión con sus sermones: porque esto resta fuerza a la verdad presentada. El relato de anécdotas e incidentes que hacen reír o provocan un pensamiento ligero en la mente de los oyentes es severamente censurable.

Obreros Evangélicos, 175

Los sermones cortos serán recordados mucho mejor que los largos.

Obreros Evangélicos, 177

Es la verdad desnuda la que, como espada aguda y de dos filos, corta en ambos lados. Ella es la que despertará a los que están muertos en delitos y pecados. (…) Si presentáis la palabra a la manera de Cristo, vuestro auditorio quedará profundamente impresionado por las verdades que enseñáis. Se convencerá de que es la palabra del Dios viviente.

Obreros Evangélicos, 369

Dios siente desagrado hacia nosotros cuando vamos a escuchar el error, sin estar obligados a ir; porque a menos que nos mande a aquellas reuniones donde se inculca 125 el error a la gente por el poder de la voluntad, no nos guardará. Los ángeles dejan de ejercer su cuidado vigilante sobre nosotros; y quedamos expuestos a los golpes del enemigo, para ser entenebrecidos y debilitados por él y por el poder de sus malos ángeles, y la luz que nos rodea se contamina con las tinieblas.

Primeros Escritos, 124,125

Los ministros ajustan sus sermones al gusto de los cristianos mundanos. No se atreven a predicar a Jesús ni las penetrantes verdades de la Biblia, porque si lo hicieran, estos cristianos mundanos no quedarían en las iglesias.

Primeros Escritos, 227

Las enseñanzas halagadoras provienen de Satanás y sus ángeles.

Primeros Escritos, 228

Expresar sentimientos de reprensión en una gran reunión, dirigiéndose a todos, es mucho peor que ir a las personas que han hecho mal, y reprenderlas personalmente.

Mente, Carácter y Personalidad, Tomo 2, 539

Los sermones cortos serán recordados mucho mejor que los largos. No debemos hablar de nuestras dudas ni de nuestras pruebas, porque aumentan de tamaño cada vez que nos referimos a ellas.

Mente, Carácter y Personalidad, Tomo 2, 603

El orador debe prepararse para la tarea. No debe divagar por toda la Biblia, sino dar un discurso claro, organizado, que muestre que él comprende los puntos que desea presentar.

Evangelismo, 136

La práctica de relatar anécdotas o incidentes que creen risa o dejen un pensamiento pueril en la mente de las personas es severamente censurable.

Review and Herald, 8 agosto, 1878

La gran mayoría de los hombres y las mujeres que profesan conocer la verdad, prefieren recibir mensajes delicados. No quieren que se pongan delante de ellos sus pecados y defectos. Prefieren a los pastores acomodadizos, que no convenzan al presentar la verdad.

Cada Día Con Dios, p. 55

Observad a las personas que en la congregación dan muestras de estar interesadas, y habladles del servicio. Unas pocas palabras en privado harán mucho más que todo el sermón.

Testimonios, Tomo 6, 74

Cuando las grandes multitudes se reunían alrededor de Jesús, él instruía a los discípulos y a la gente. Después del sermón, los discípulos se mezclaban con la gente y le repetían lo que Jesús había dicho. A menudo los oyentes habían aplicado mal las palabras de Cristo, y los discípulos les aclaraban lo que decía la Escritura y lo que Cristo había enseñado que decía.

Testimonios, Tomo 6, 94

“Adulterar la Palabra de Dios significa predicar opiniones personales como si tuvieran la sanción de las escrituras, sacar textos de su contexto, sustituir un “Así dice Jehová” por tradiciones humanas, desvirtuar mediante sutiles explicaciones el significado de las Escrituras con el fin de excusar el pecado, interpretar sus enseñanzas literales en una forma mística o simbólica para invalidar su fuerza, o presentar una mezcla de error con verdad.”

Comentario Bíblico Adventista, Tomo 6, 849

El Señor ha declarado que la historia del pasado se repetirá cuando entremos en la obra final. Hay que proclamar ante el mundo todas las verdades que él ha dado para estos últimos días.

Manuscrito 129, 1905

La tendencia del púlpito moderno consiste en hacer separación entre la justicia y la misericordia divinas, en rebajar la misericordia al nivel de un sentimiento en lugar de elevarla a la altura de un principio. El nuevo prisma teológico separa lo que Dios unió. ¿Es la ley divina un bien o un mal? Es un bien. Luego la justicia es buena; pues es una disposición para cumplir la ley. De la costumbre de tener en poco la ley y justicia divinas, el alcance y demérito de la desobediencia humana, los hombres contraen fácilmente la costumbre de no apreciar la gracia que proveyó expiación por el pecado.

Conflicto Siglos, 519

Los ministros predican cosas suaves para adaptarse a los profesos carnales. Esto es lo que Satanás quiere. Ellos no se atreven a predicar a Jesús y las verdades cortantes de la Biblia; porque si lo hicieran; estos profesos carnales no las escucharían. Muchos de ellos son ricos, y se prefiere retenerlos en la iglesia, aunque no son más aptos para estar allí que Satanás y sus ángeles.

Spiritual Gifts, volume 1, 127

La predicación de nuestros sermones del sábado debe ser corta.

Joyas Testimonios, Tomo 3, 27