El título de este artículo parece el lema de un proyecto que cualquier cristiano tendría que respaldar; y recuerda también al texto de Juan 17:11,21 en el Jesús hace referencia al espíritu que en los últimos días de la historia los cristianos tendrán antes de que aparezca en las nubes de los cielos. Pero las bonitas palabras esconden un objetivo menos cristiano de lo que parece. Iglesias Cristinas Unidas (ICU) es el título de la última organización ecuménica que se ha formado en los EE.UU. de Norteamérica con el fin de coordinar a todas las religiones cristianas del país, y alcanzar unos objetivos comunes. Alguien la ha llamado “La organización ecuménica del siglo 21.” Antes de entrar en los detalles de esta nueva organización, un rápido repaso a la historia del ecumenismo nos situará en perspectiva para comprender cuan importante es esta nueva organización ecuménica para la historia de los EE.UU., y del resto de la humanidad.
Aunque ya desde final del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX los cristianos empezaron a orar y a trabajar juntos por la unidad, no fue sino hasta agosto de 1948 cuando se reunieron en Ámsterdam representantes de 147 iglesias para celebrar la primera asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI).
Desde ese año, muchas iglesias se han ido añadiendo a la membresía de dicha organización. Entre las iglesias miembros del CMI se cuentan hoy todas las iglesias ortodoxas del mundo, muchas iglesias protestantes históricas: anglicanas, bautistas, luteranas, metodistas y reformadas, así como una amplia representación de iglesias unidas e independientes. Pero, la iglesia cristiana más grande del mundo, la Iglesia Católica Romana, no es miembro del CMI, aunque coopera desde hace más de treinta años y envía representantes a las principales conferencias del CMI, así como a las reuniones de su Comité Central y a sus asambleas. La Iglesia Católica no gusta de formar parte de nada si no es para tomar el control e influir en las decisiones. Dado que el CMI fue fundado por protestantes, quizá por eso no sea miembro del mismo. El CMI tiene una delegación en los EE.UU. con el nombre de Concilio Nacional de Iglesias (Nacional Council of Churches).
La Iglesia Católica tomó su propia iniciativa ecuménica con el Concilio Vaticano II. Fue un concilio ecuménico al que se ha llegado a considerar uno de los eventos históricos que marcaron el siglo XX. Fue convocado por el Papa Juan XXIII, quien lo anunció en enero de 1959. El Concilio constó de cuatro sesiones, siendo la primera de ellas presidida por el mismo Papa en el otoño de 1962. Él no pudo concluir este Concilio ya que falleció un año después, el 3 de junio de 1963. Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el Papa Pablo VI, hasta su clausura en 1965. La lengua oficial del Concilio fue la lengua latina. El Concilio concluyó con 16 documentos repartidos en Constituciones, Declaraciones Oficiales y Decretos Conciliares. Dentro de estos últimos, hay uno llamado “Unitatis Redintegratio”. En la página web oficial del Vaticano se puede leer dicho decreto completo. En la introducción del mismo se desvela la verdadera intención del mencionado Concilio:
“Promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos es uno de los fines principales que se ha propuesto el Sacrosanto Concilio Vaticano II, puesto que es la única Iglesia fundada por Cristo Señor,…”. Más adelante se menciona el hecho de que el Concilio es un “movimiento dirigido a restaurar la unidad de todos los cristianos”. A esos cristianos no católicos que tienen que volver a la “verdadera iglesia” los llama “cristianos separados”, “nuestros hermanos separados”.
Este cambio de actitud de los católicos hacia los protestantes ya había sido propuesto hacía más de cien años por el jesuita americano y fundador de la Universidad Georgetown John Carroll. Desde aquel momento hasta llegar al Concilio Vaticano II cuatro jesuitas fueron los encargados de cambiar la táctica hacia los protestantes: 1) Teilhard de Chardin 2) Kart Rahner 3) John Courtney Murria y 4) Pedro Arrupe (General Superior entre 1965-1981) (1)
Según el documento, los protestantes son “hermanos separados” que tienen que volver a la “Iglesia (Católica), único rebaño de Dios.” Es por esto que el documento sigue diciendo que “solamente por medio de la Iglesia Católica de Cristo, (…) puede conseguirse la plenitud total de los medios salvíficos.” (2) En otras palabras, uno sólo puede salvarse por medio de la Iglesia Católica.
Esto es lo que Roma cree, y por ello nunca se unirá a ninguna iniciativa ecuménica protestante. La Iglesia Católica sólo respalda sus propias iniciativas, y son los demás los que tiene que unirse a estas. Y para quienes gustan de asistir a reuniones que organiza la Iglesia Católica para orar por la paz y unidad, nótese que el Vaticano lo considera una expresión de unidad con el catolicismo:
“En ciertas circunstancias especiales, como sucede cuando se ordenan oraciones “por la unidad”, y en las asambleas ecuménicas es lícito, más aún, es de desear que los católicos se unan en la oración con los hermanos separados. Tales oraciones comunes son un medio muy eficaz para obtener la gracia de la unidad y la expresión genuina de los vínculos con que están unidos los católicos con los hermanos separados: “Pues donde hay dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. (2)
Como mencionábamos en la introducción, ICU es el proyecto ecuménico de la Iglesia Católica para los EE.UU. En ausencia de una organización ecuménica que incluyera a todos los cristianos de EE.UU., la Iglesia Católica ha promovido la creación de este organismo para que Católicos, Pentecostales, Evangélicos, Bautistas, y ortodoxos puedan unirse en una causa común por la unidad de todos los cristianos, pero esta vez con los católicos incluidos. Esta nueva organización ha sido lanzada bajo el auspicio de la Iglesia Católica por medio de la Conferencia Norteamericana de Obispos. Nunca los obispos católicos americanos podrían haber puesto en marcha un proyecto de esta envergadura por si mismos. Es más bien un plan del Vaticano interviniendo por medio de sus obispos en los EE.UU.
La primera reunión informal que se realizó fue en palacio del arzobispado de Baltimore el 7 y 8 de septiembre de 2001. Esta primera reunión fue preparada por el Cardenal William H. Keeler. Más tarde, el 6 de abril del 2002 hubo una segunda reunión en Chicago, Illinois. Al término del encuentro se hizo una declaración oficial de donde entresacamos la siguiente declaración:
“Como dirigentes Evangélicos, Ortodoxos, Pentecostales, Protestantes en general y Católicos romanos, escribimos a todos los cristianos de los EE.UU. para compartir nuestro deseo por un diálogo expandido en nuestra nación. (…) Lamentamos que estamos divididos (…) y deseamos que podamos celebrar la unidad en medio de la diversidad. (…) Lamentamos que nuestra falta de compromiso con los demás nos ha llevado a una ausencia de eficacia en problemas cruciales como la dignidad humana y la justicia social (…) Lamentamos que ninguna organización actual representa el espectro completo de cristianos en los EE.UU.” (3)
En la página web de ICU se afirma:
“Hasta que no surgió Iglesias Cristianas Unidas, no había ningún proceso abierto en los EE.UU. para unir a todas las iglesias provenientes de todos los grupos e iglesias mayoritarias. Tanto el Concilio Nacional de Iglesias de Cristo como la Asociación Nacional de Evangélicos son organizaciones nacionales, pero ninguna es capaz de aglutinar a todas las iglesias de todas las familias cristianas.” (4)
Obviamente, faltaba la Iglesia Católica para que estuvieran todas. El Comité Ejecutivo de ICU es el que lleva el pleno control de la organización y, no es de extrañar que la iglesia con mayor número de representantes sea la Iglesia Católica con cuatro miembros. Entre ellos, dos obispos y un cardenal. Este comité está dominado de tal manera por estos miembros católicos, que cualquier decisión que no favorezca a la Iglesia Católica puede ser rechazada.
La Iglesia Luterana Evangélica de América, por medio de su Director Interino Jon S. Enslin, hizo un anuncio el 11 de junio del 2002 en referencia a esta nueva organización en el que decía:
“El Concilio Nacional de Iglesias de Cristo en los EE.UU. sirve a muchas iglesias, pero no a todas las del país.” Y haciendo referencia a la nueva organización ICU dijo: “No se puede desaprovechar la oportunidad para expandir la interacción eclesiástica que incluye a católicos romanos, evangélicos y pentecostales.”
Aunque de cara al público la Iglesia Católica se unió a este movimiento de forma oficial el 17 de noviembre del 2004, ellos pusieron en marcha el proyecto, aunque aparentemente mostraron dudas para que no fuera evidente que ellos mismos estaban detrás del mismo. Es la primera vez que la Iglesia Católica de EE.UU. se une a un movimiento ecuménico. El propio Cardenal Walter Kasper, Presidente del Concilio Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana dijo que: “La nueva organización (ICU) contribuirá a los propios esfuerzos del Vaticano para construir relaciones más fuertes con los evangélicos y pentecostales.” (5)
La fecha cuando se hizo oficial el nacimiento de esta organización fue del 28 al 31 de marzo del 2006 en un encuentro en el “Simpsonwood Conference and Retret Center” cerca de Atlanta, Georgia, EE.UU. Para esa fecha, 34 iglesias y organizaciones cristianas representando a más de 100 millones de americanos ya se habían unido a la iniciativa de la Iglesia Católica. En menos de seis años esta organización se ha convertido en el mayor movimiento ecuménico de los EE.UU. Tal ha sido el éxito de esta nueva organización que tanto representantes del Concilio Nacional de Iglesias en EE.UU. y del Concilio Mundial de Iglesias en Ginebra, Suiza, ha expresado su sorpresa al declarar que lo que ICU unidas está consiguiendo en poco tiempo, lo que ningún movimiento ecuménico ha podido conseguir.
En repetidas ocasiones se han hecho referencias al hecho de que el propósito de la organización será la consecución de una serie de objetivos doctrinales y políticos con los que todos los miembros puedan estar de acuerdo. El primero de esos objetivos fue anunciado por ICU el 10 de junio del 2005 en Los Altos, California y es: “Combatir la Pobreza.” En la reunión que ICU celebró del 6 al 9 de febrero de este año 2007, en la Iglesia Lake Avenue de Pasadena, California, EE.UU. estuvieron presentes varios dirigentes de la organización “Christian Coalition”, entre ellos Pat Robertson y Jerry Falwell. En ella se aprobaron los “Diez Objetivos” de la organización. El objetivo número siete era el día descanso semanal. (Domingo)
En esa reunión estaba un pastor adventista jubilado llamado Allen Fine. El Pastor fine comenzó a asistir a las de la “Coalición Cristiana” en 1989. La presidenta de “Coalición Cristiana”, Roberta Combs, perdió hace años atrás a su marido de infarto un de corazón. El Pastor Fine le ayudó a superar la prueba y ellos hicieron amistad. Más tarde, Combs pidió al Pr. Fine si le gustaría servir como co-presidente de Coalición Cristiana. Fine aceptó, y comenzó a participar en todas las reuniones de esta organización. Es por él que sabemos que el séptimo objetivo es el día de descanso semanal.
Según los medios católicos, ICU es el más amplio e inclusivo movimiento ecuménico en la historia de los EE.UU. El éxito de esta organización se debe a que la propia Iglesia Católica es la promotora de la misma. El auge y el dominio de la Iglesia Católica en los EE.UU. es ya una realidad y ICU es una muestra de ello. La Iglesia Católica está introducida en todos los estamentos de la sociedad americana. EL Fiscal General del Estado, Alberto González, es católico; El Director de la CIA, Michel Hidden, es católico; La Portavoz del Partído Demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, es católica y se estrenó en su cargo en el Congreso el 1 de enero del 2007, con un discurso de apertura por parte del sacerdote jesuita Stephen A. Privett en la que pidió una bendición para la legislatura y el juramento de Pelosi como Presidenta de la Cámara de Representantes. El representante de la minoría en el Congreso, John Boehner, también es católico; De hecho, más de 50 congresistas son católicos; La mayoría de los jueces del Tribunal Supremo son ya católicos; EE..UU. no es ya una nación protestante; es una nación católica. Es evidente que “el catolicismo está ganando terreno en todas direcciones.” (CS, 622)
Pronto las iglesias protestantes agrupadas junto a Roma y, por otra parte, los poderes civiles del país controlados por Roma, se unirán para derribar el “muro de separación” entre los poderes religiosos y legislativos que la Primera Enmienda de la Constitución Americana defiende será derribada. Siempre que la iglesia alcanzó el poder civil, lo empleó para castigar a los que no admitían todas sus doctrinas. Entonces se habrá formado el mismo poder que durante la Edad Media puso en marcha la Inquisición. La segunda inquisición será más cruel aún que la primera, ya que la segunda abarcará a toda la humanidad.
El Vaticano trabaja en EE.UU. para hacer que ese gobierno sirva a los intereses del primero. El Papado de hoy es el mismo que rechazaban los protestantes en tiempos de la Reforma. ¿Qué ha ocurrido para que los protestantes se hayan lanzado a los brazos de Roma? No es Roma la que ha cambiado, sino que los protestantes se han amoldado a Roma.
“Las organizaciones religiosas seguirán planes que, aunque aparentemente tienen la finalidad de beneficiar al mundo, no están de acuerdo con los designios de Dios. No debemos participar en estos movimientos. Muchos simpatizarán con ellos y así serán enredados en sus redes…” (Carta 98, 19 junio 1901)
El cambio del descanso semanal del sábado al domingo es un signo de autoridad de la Iglesia Católica. Los protestantes respaldan esa autoridad si adoran en el falso día de reposo. Y todo movimiento para hacer del domingo el día de reposo es un respaldo a la autoridad de Roma.
“Cuando los Estados Unidos, el país de la libertad religiosa, se una con el papado para forzar la conciencia obligar a los hombres a honrar el falso día de reposo, los habitantes de todo país del globo serán inducidos a seguir su ejemplo. (2JT, 373)
“La imposición de la observancia del domingo por parte de las iglesias protestantes es una imposición de que se adore al papado…” (EUD, 134)
“La autoridad de los EE.UU. será empleada para imponer alguna observancia en homenaje al papado.” (CS, 495)
Roma es tolerante cuando es impotente, y es por eso que aún no han comenzado las persecuciones. Aunque nos cueste creerlo, las persecuciones volverán cuando Roma recupere completamente el poder perdido de la Edad Media, y aún incluso lo supere. Es por ello que nos encontramos en la antesala de la 2ª inquisición que será “cual nunca fue desde que hubo gente…”. (Daniel 12:2)
“Cuando las iglesias principales de los Estados Unidos, uniéndose en puntos comunes de doctrina, influyan sobre el estado para que imponga los decretos y las instituciones de ellas, entonces la América Protestante habrá formado una imagen de la jerarquía romana, y la ejecución de penas civiles contra los disidentes vendrá por sí sola.” (CS, 498)
“Los dignatarios de la iglesia y del estado se unirán para hacer que todos honren el domingo, y para ello apelarán al cohecho, a la persuasión o a la fuerza.” (CS, 650)
“Terrible será la crisis a que llegará el mundo. Unidos los poderes de la tierra para hacer la guerra a los mandamientos de Dios, decretarán que todos los hombres, “pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos” (Apocalipsis 13: 16), se conformen a las costumbres de la iglesia y observen el falso día de reposo.” (CS, 662)
Roma está aumentando su poder ocultamente, y el pueblo de Dios parece que no se da cuenta de ello. Por eso se nos advierte:
“Que no se quede callado el pueblo de Dios que guarda sus mandamientos como si aceptáramos la situación. Está en perspectiva delante de nosotros una Guerra continua, con el riesgo de ser encarcelados, de perder propiedades y la vida misma por defender la ley de Dios, la cual está siendo anulada por las leyes de los hombres.” (Review, January 1, 1889).
El tiempo es breve, y se nos está acabando para que el pueblo de Dios se prepare para adquirir los conocimientos y la consagración necesaria para afrontar la crisis final:
“No se adquiere en un momento el valor, la fortaleza, la fe y la confianza implícita en el poder de Dios para salvarnos (de la persecución). Estos dones celestiales se adquieren por la experiencia de años.” (2JT, 67)
“El tiempo está casi agotado, y lo que hemos tardado años en aprender, tendremos que aprenderlo en meses. (…) Los que no quieran recibir la marca de la bestia y su imagen cuando se promulgue el decreto, deben tener ahora decisión para decir: NO, no queremos honrar la institución creada por la bestia.” (PE, 67)
Hoy, y ahora, es el momento de volver a consagrar nuestra vida a Jesús. Hoy es el día en el que debemos decidir si queremos estar de parte de Jesús, o de parte del mundo.
Estimados hermanos, Jesús viene pronto, la Imagen de la Bestia está ya casi formada, y Dios quiere que para la segunda venida de su Hijo a la tierra seamos semejantes a El en carácter. Es importante conocer el tiempo profético que vivimos, pero aún más importante es conocer al protagonista de las profecías que es el Hijo de Dios. Cuanto más conocimiento tengamos sobre las profecías, más conoceremos a Jesús, y cuanto más le conozcamos, más semejantes a El seremos. El remanente que Jesús se llevará al cielo será un grupo de personas que tendrán discernimiento sobre los tiempos proféticos, y que estarán viviendo el amor de Jesús. Es por eso que la Biblia nos dice que “cuando Jesús se manifieste, seremos semejantes a él.” (1ª Juan 3:2) Ese es el deseo que Dios quiere que se cumpla en ti y en mí. AMEN.
Juan Torrontegui
(1) “The American Jesuits”, p. 201, Raymond A. Schroth, S.J. New York University Press, 2007)
(2)http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vatii_decree_19641
121_unitatis-redintegratio_sp.html
(3) http://www.christianchurchestogether.org/about/chicagostatement.html
(4) http://www.christianchurchestogether.org/about/faqs.html
(5) “Catholic News Services”, 18 noviembre, 2004