La justicia por la cual somos justificados es imputada; la justicia por la cual somos santificados es impartida.
Dios requiere la entrega completa del corazón antes de que pueda darse la justificación.
No hay uno en cien que entienda por sí mismo la verdad bíblica sobre este tema.
A fin de que el hombre retenga la justificación, debe haber una obediencia continua mediante una fe activa y viviente que obre por el amor y purifique el alma.
La bendición de la justificación se retiene mediante la entrega continua de la voluntad y la obediencia continua.
Recibir la justicia de Cristo se manifiesta en la obediencia a todos los mandamientos de Dios.
Sea hecho claro y manifiesto que no es posible mediante merito de la criatura realizar cosa alguna en favor de nuestra posición delante de dios o de la dadiva de dios por nosotros. Si la fe y las obras pudieran comprar el don de la salvación, entonces el creador estaría obligado ante la criatura. En este punto la falsedad tiene una oportunidad de ser aceptada como verdad. Si algún hombre puede merecer la salvación por algo que pueda hacer, entonces esta en la misma posición del católico que cumple penitencia por sus pecados. La salvación, en tal caso, es en cierto modo una obligación, que puede ganarse como un sueldo. Si el hombre no puede, por ninguna de sus buenas obras merecer la salvación, entonces ésta debe ser meramente por gracia, recibida por el hombre como pecador porque acepta y cree en Jesús. Es un don absolutamente gratuito. La justificación por la fe esta mas alla de toda controversia.
La justificación es enteramente por gracia y no se consigue por ninguna obra que el hombre caído pueda realizar.
Es peligroso considerar que la justificación por la fe pone mérito en la fe. Cuando aceptamos la justicia de Cristo como un regalo, somos justificados gratuitamente mediante la redención de Cristo.
Nuestras iglesias están muriendo por la falta de la enseñanza sobre el tema de la justicia por la fe en Cristo.
Nadie ha dicho que hayamos de encontrar la perfección en las investigaciones de algún hombre; pero sé que nuestras iglesias mueren por falta de enseñanza acerca de la justicia por la fe y otras verdades.
Aunque Dios es justo, y justifica al picador por los méritos de Cristo, ningún hombre puede cubrir su alma con el manto de la justicia de Cristo mientras se practica un pecado conocido o se desatienden deberes conocidos. Dios requiere entrega completa del corazón, antes de que la justificación pueda tomar lugar; y para que un hombre retenga la justificación, debe haber una continua obediencia, a través de una vida activa de fe que trabaja por el amor y purifica el alma.
Los mandamientos de Dios han sido proclamados, pero la fe de Jesucristo no ha sido proclamada con la misma importancia por los Adventistas del Séptimo Día.
Cristo imparte su justicia a aquellos que le permiten que quite sus pecados. Tenemos con Cristo una deuda por la gracia que nos hace completos en él.
La tarea del pecador no es hacer las paces con Dios, sino aceptar a Cristo como su paz y justicia. Entonces el hombre se convierte uno con Cristo y uno con Dios. No existe manera por la cual el corazón puede ser santificado y salvado, excepto la fe en Cristo.