Cuando conversar con Dios se convierte en el hábito del alma, se rompe el poder del maligno; porque Satanás no puede permanecer cerca del alma que se acerca a Dios.
Cristo sabía que debía fortalecer su humanidad a través de la oración. Con el fin de ser una bendición para los seres humanos debía comunicarse con Dios, pidiendo fuerzas, perseverancia, y ecuanimidad.
No descuidéis la oración secreta, porque es el alma de la religión.
Si la oración secreta y la lectura de las escrituras se descuidan hoy, se podrán omitir mañana con menos remordimiento de conciencia.
Hay tres consignas que deben ser obedecidas si deseamos evitar que Satanás nos gane la delantera; a saber: velar, orar y trabajar.
En un sueño se me presentó claramente el caso de este hombre. Se me mostró su conducta desde su infancia, y supe que, si orábamos, el Señor no nos oiría, porque ese hermano albergaba iniquidad en su corazón.
Todos deberían considerar como un deber cristiano el hacer oraciones cortas.
Se descuida la oración secreta, y esta es la razón por la cual muchos hacen oraciones tan largas, tediosas y sin valor cuando se reúnen para adorar a Dios.
Al sonido de una oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla.
Mientras oráis, hablad a Cristo como hablaríais a un amigo de confianza y muy amado.
El egoísmo, el orgullo, la envidia, la malicia, las conjeturas malignas, las calumnias, murmuraciones y chismografía han sido albergados hasta el punto de que el Espíritu de Dios tiene poco que ver con ellos. Mientras que algunos que profesan conocer a Dios permanezcan en su estado actual, sus oraciones son una abominación a la vista de Dios.
Para que la fe de un hombre sea fuerte debe permanecer mucho tiempo con Dios, en oración secreta.
Muchos de los que profesan la fe, no saben lo que es la verdadera conversión. (…) Orando y pecando, pecando y orando, viven llenos de malicia, engaño, envidia, celos y amor propio. Las oraciones de esta clase son abominación delante de Dios.
Para orar no es preciso que estéis solos o que os arrodilléis; en medio del trabajo el alma se puede elevar a Dios y aferrarse a su fuerza.
Para progresar en la vida espiritual, tenemos que pasar mucho tiempo en oración.
Nada lograrán el ayuno y la oración mientras el corazón esté separado de Dios por una conducta errónea.
Orad para que podáis nacer de nuevo.
Nos olvidamos demasiado a menudo de que nuestros colaboradores necesitan fuerza y valor. En tiempos de pruebas o dificultades particulares, procurad demostrarles vuestro interés y vuestra simpatía. Cuando tratáis de ayudarles por vuestras oraciones, hacédselo saber.
Descuídese el ejercicio de la oración, u órese esporádicamente, de vez en cuando, según parezca conveniente, y se perderá la relación con Dios.
Los que no pasan mucho tiempo en ferviente oración, no están en condiciones de manejar la obra de Dios en ninguna de sus ramas.
Los que gratifiquen su apetito, y entonces sufran por su intemperancia, y tomen drogas para aliviarse, pueden estar seguros de que Dios no intervendrá para salvar la salud y la vida que se puso en peligro en forma tan temeraria. La causa ha producido su efecto. Muchos, como último recurso, siguen la instrucción de la Palabra de Dios, y solicitan las oraciones de los ancianos de la iglesia para la restauración de su salud. Dios no ve conveniente contestar oraciones ofrecidas en favor de tales personas, porque él sabe que, si su salud fuera restablecida, ellos la sacrificarían de nuevo sobre el altar de un apetito malsano.
Si pudiésemos apreciar el plan de Dios cuando nos envía sus bendiciones, veríamos claramente que Él sabe lo que es mejor para nosotros, y que nuestras oraciones obtienen respuesta. (…) Vi que toda oración elevada con corazón sincero será oída y contestada por Dios, y que el suplicante obtendrá la bendición cuando más la necesité, y a menudo esta excederá sus expectativas. No se pierde una sola oración de un verdadero santo, si es elevada con fe por un corazón sincero.
No descuidéis la oración secreta, porque es el alma de la religión.
Únicamente por la vigilancia constante y tenaz y la oración perseverante y casi incesante podremos manifestar en nuestra vida el carácter de Cristo y la influencia santificadora de la verdad.
Vi que la razón por la cual Dios no oye más plenamente las oraciones de sus siervos en favor de los enfermos que hay entre nosotros, es que no se le glorifica al hacerlo, mientras se violan las leyes de la salud.
Nada perturba tanto a Satanás como nuestro conocimiento de sus designios. Si sentimos nuestro peligro, sentiremos nuestra necesidad de orar.
Dios no hará un milagro para librar de la enfermedad a los que no se han cuidado; más aún, que están violando de continuo las leyes de la salud y no hacen esfuerzos para evitar la enfermedad. Cuando hacemos todo lo que está a nuestro alcance para tener salud, entonces podemos esperar que se produzcan los bendecidos resultados, y podemos solicitar a Dios con fe que bendiga nuestros esfuerzos para la prevención de la salud.
El Señor no escucha las peticiones de quienes albergan iniquidad en el corazón.
El canto, como parte del servicio religioso, es tanto un acto de culto, como lo es la oración. El corazón debe sentir el espíritu del canto para darle expresión correcta
No siempre es necesario arrodillarse para orar. Cultivad la costumbre de conversar con el Salvador cuando estéis solos, cuando andéis o estéis ocupados en vuestro trabajo cotidiano.
Invité a que se pusieran de pie todos los que querían entregarse a Dios en un pacto sagrado para servirle de todo corazón. El local estaba lleno y casi todos se levantaron. Había presente un buen número de oyentes que no pertenecía a nuestra fe y se levantaron algunos de ellos. Los presenté al Señor con ferviente oración, y supimos que contamos con la manifestación del Espíritu de Dios. Sentimos que realmente se había ganado una victoria.
Asediado diariamente por la tentación, constantemente frente a la oposición de los dirigentes del pueblo, Cristo sabía que debía fortalecer su humanidad por la oración. A fin de ser una bendición para los hombres, debía estar en comunión con Dios, rogando por energía, perseverancia y firmeza. Así demostró a sus discípulos dónde se hallaba su fuerza. Sin esta comunión diaria con Dios, ningún ser humano puede recibir poder para servir.
Las más valiosas conquistas cristianas pueden obtenerse solamente mediante mucha oración y constante vigilancia
Debéis orar como si la eficiencia y la alabanza se debieran completamente a Dios, y trabajar como si el deber fuera todo vuestro.
Nadie que no ore puede estar seguro un solo día o una sola hora.
Aunque estemos rodeados de una atmósfera corrompida y manchada, no necesitamos respirar sus miasmas, antes bien podemos vivir en la atmósfera limpia del cielo. Podemos cerrar la entrada a toda imaginación impura y a todo pensamiento perverso, elevando el alma a Dios mediante la oración sincera... Las relaciones entre Dios y cada una de las almas son tan claras y plenas como si no hubiese otra alma por la cual hubiera dado a su Hijo amado.
Elevando el alma a Dios mediante la oración sincera podemos cerrar la entrada a toda imaginación impura y a todo pensamiento impuro.
El que no hace nada más que orar, pronto dejará de hacerlo.
(En 1844) A menudo se oían fervorosas intercesiones. Por todas partes había almas, profundamente angustiadas que intercedían ante Dios. Muchos lucharon toda la noche en oración para estar seguros de que sus pecados habían sido perdonados, o por la conversión de parientes y vecinos.
Satanás se regocija cuando es casi imposible oír las oraciones ofrecidas a Dios.
Las oraciones ofrecidas en público deben ser cortas y directas. Dios no requiere de nosotros que hagamos tediosos los momentos de culto con largas oraciones. (…) Jesús (…) grabó en sus discípulos el pensamiento de que sus oraciones en público debían ser cortas.
Las oraciones largas obran con frecuencia en detrimento del nivel espiritual de los demás.
La oración es el aliento del alma. Es el secreto del poder espiritual.
Cada oración sincera recibirá una contestación. Tal vez no llegue ésta exactamente como deseáis, o cuando la esperéis; pero llegará de la manera y en la ocasión que mejor cuadren a vuestra necesidad. Las oraciones que elevéis en la soledad, en el cansancio, en la prueba, Dios las contestará, no siempre según lo esperabais, pero siempre para vuestro bien.
Sobre las rodillas el cristiano obtiene la fortaleza para resistir la tentación.
Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto. (Sant. 5: 17, 18). Cuando [Elías] elevó su oración en el Monte Carmelo suplicando lluvia [1Rey, 18: 31-45], su fe fue probada, pero él perseveró en dar a conocer su petición a Dios. Seis veces oró fervientemente, sin señal alguna de que su solicitud hubiera sido concedida, pero con firme fe continuó presentando su súplica ante el trono de la gracia. Si desanimado hubiera abandonado su intento la sexta vez, su oración no hubiera recibido respuesta; pero perseveró hasta que vino la contestación. (…) Dios no siempre responde nuestras oraciones la primera vez que lo invocamos, porque si lo hiciera podríamos considerar que tenemos derecho a todos los favores y bendiciones que nos concede.
Los cristianos verdaderos y firmes orarán cada vez más y hablarán menos de asuntos de poca importancia.
Miles de personas que están enfermas podrían recuperar la salud, si, en lugar de hacer depender su vida de la farmacia, eliminaran todos las drogas y vivieran en forma sencilla, sin usar té, café, alcohol o especias que irritan el estómago y lo dejan débil, incapaz de digerir aun el alimento más simple sin un estímulo. (…) Usar drogas mientras se siguen practicando malos hábitos es una inconsecuencia, y deshonra grandemente a Dios al deshonrar el cuerpo que él ha hecho. (…) Los que quieren complacer su apetito y luego sufren por causa de su intemperancia, y toman drogas para aliviarse, pueden estar seguros de que Dios no intervendrá para salvar la salud y la vida que tan temerariamente se expone al peligro. La causa ha producido el efecto. Muchos, como último recurso, siguen las indicaciones de la Palabra de Dios, y solicitan las oraciones de los ancianos de la iglesia en favor de la restauración de su salud. Dios no ve conveniente contestar oraciones ofrecidas en favor de los tales, porque sabe que, si se les devolviera la salud, nuevamente la sacrificarían en aras del apetito malsano.
Contemplando a Cristo, buscándole con fe y oración, podéis llegar a ser como él. (Podemos orar a Jesús)
Todos los que están en la escuela de Dios necesitan de una hora tranquila para la meditación, a solas consigo mismos, con la naturaleza y con Dios. (…) Cada uno de nosotros ha de oír la voz de Dios hablar a su corazón. Cuando toda otra voz calla, y tranquilos en su presencia esperamos, el silencio del alma hace más perceptible la voz de Dios. (…) Recibirá nuevo caudal de fuerza física y mental.
Presentarle (a Jesús) las necesidades del alma.
Aprended a orar en voz alta donde sólo Dios pueda escucharos.
Cuando acudimos a él con fe, debemos creer que toda petición penetra hasta el corazón de Cristo. Cuando hemos pedido su bendición, debemos creer que la recibiremos, y agradecerle de que la tenemos. Luego hemos de atender a nuestros deberes, confiando en que la bendición será enviada cuando más la necesitemos. Cuando aprendamos a hacer esto, sabremos que nuestras oraciones reciben contestación. Dios obrará por nosotros "mucho más abundantemente de lo que pedimos" "conforme a las riquezas de su gloria," y "por la operación de la potencia de su fortaleza."
Se nos ha dado la promesa con la condición de que ofrezcamos a Dios oraciones unidas como pueblo, y en respuesta a esas oraciones podremos esperar un mayor poder que el que recibimos en la oración privada. El poder que se nos dé será proporcional a la unidad de los miembros y su amor a Dios y de unos por los otros.
Ese poder que únicamente viene en res¬puesta a la oración hará sabios a los hombres en la sabiduría del cielo y los capacitará para trabajar en la unidad del Espíritu, unidos con los vínculos de paz
Si conocemos los requisitos de Dios y decimos que le amamos pero deseamos el pecado, Dios no nos escuchará cuando pidamos sus bendiciones; porque él no es ministro del pecado.
El esfuerzo personal por otros debe ser precedido de mucha oración secreta; pues requiere gran sabiduría el comprender la ciencia de salvar almas. Antes de comunicaros con los hombres, comunicaos con Cristo. Ante el trono de la gracia celestial, obtened una preparación para ministrar a la gente.
En toda dificultad hemos de ver una invitación a orar.
Orar en nombre de Cristo significa mucho. Significa que hemos de aceptar su carácter, manifestar su espíritu y realizar sus obras.
La oración es la vida del alma, el fundamento del crecimiento espiritual.
Debemos vivir una vida doble: una vida de pensamiento y acción, de oración silenciosa y ferviente trabajo.
Mediante la fe puede ser suplida cada deficiencia del carácter, cada contaminación purificada, cada falta corregida, cada excelencia desarrollada. La oración es el medio ordenado por el cielo para tener éxito en el conflicto con el pecado y desarrollar el carácter cristiano.
Si encontráis voz y tiempo para orar, Dios hallará tiempo y voz para responder.
La oración, ya se eleve en público, ya se ofrezca sobre el altar de la familia o en secreto, coloca al hombre directamente en presencia de Dios. Mediante la oración constante los jóvenes pueden adquirir principios tan firmes que ni siquiera las tentaciones más arrolladoras los aparten de su fidelidad hacia Dios.
Hay dos clases de oración: la que es una fórmula y la oración de fe. La repetición de frases establecidas y habituales cuando el corazón no siente necesidad de Dios, es una oración de forma...Debemos tener sumo cuidado para que nuestras oraciones expresen los deseos del corazón y lo que realmente queremos decir. Todas las palabras rebuscadas que están a nuestro alcance no equivalen a un solo deseo santo. Las oraciones más elocuentes son vanas repeticiones si no expresan los sentimientos del corazón. Pero la oración que nace del corazón ferviente, (cuando expresamos nuestros sencillos anhelos tal como pediríamos un favor a un amigo terrenal, esperando que nos fuera concedido) esa es la oración de fe.
Dios nos habla por la naturaleza y por la revelación, por su providencia y por la influencia de su Espíritu. Pero esto no es suficiente, necesitamos abrirle nuestro corazón. Para tener vida y energía espirituales debemos tener verdadero intercambio con nuestro Padre celestial. Puede ser nuestra mente atraída hacia él; podemos meditar en sus obras, sus misericordias, sus bendiciones; pero esto no es, en el sentido pleno de la palabra, estar en comunión con él. Para ponernos en comunión con Dios, debemos tener algo que decirle tocante a nuestra vida real. Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo. No es que se necesite esto para que Dios sepa lo que somos, sino a fin de capacitarnos para recibirlo. La oración no baja a Dios hasta nosotros, antes bien nos eleva a él.
Toda promesa de la Palabra de Dios viene a ser un motivo para orar, pues su cumplimiento nos es garantizado por la palabra empleada por Jehová. Tenemos el privilegio de pedir por medio de Jesús cualquier bendición espiritual que necesitemos. Podemos decir al Señor exactamente lo que necesitamos, con la sencillez de un niño. 30 La Oración Podemos exponerle nuestros asuntos temporales, y suplicarle pan y ropa, así como el pan de vida y el manto de la justicia de Cristo. Nuestro Padre celestial sabe que necesitamos todas estas cosas, y nos invita a pedírselas. En el nombre de Jesús es como se recibe todo favor. Dios honrará ese nombre y suplirá nuestras necesidades con las riquezas de su liberalidad.
La oración es una necesidad porque es la vida del alma. La oración en familia, la oración en público, tienen su lugar, pero es la comunión secreta con Dios la que sostiene la vida del alma.
Nada tiende más a fomentar la salud del cuerpo y del alma que un espíritu de agradecimiento y alabanza. Resistir a la melancolía, a los pensamientos y sentimientos de descontento, es un deber tan positivo como el orar.
Todos los que no escudriñan fervientemente las Escrituras, ni someten todo deseo y propósito de la vida a esa prueba infalible, todos los que no buscan a Dios en oración para obtener el conocimiento de su voluntad, se extraviarán seguramente del buen camino, y caerán bajo la seducción de Satanás.
Debemos vivir una vida doble: una vida de pensamiento y acción, de oración silenciosa y ferviente trabajo.
Para progresar en la vida espiritual, tenemos que pasar mucho tiempo en oración.
Debemos velar, obrar y orar como si este fuese el último día que se nos concede. ¡Qué intenso fervor habría entonces en nuestra vida! ¡Cuán estrechamente seguiríamos a Jesús en todas nuestras palabras y acciones!
“Orad en todo tiempo”, es decir, estad siempre en el espíritu de oración, y entonces estaréis listos para la venida de vuestro Señor”
El acto de colocarse en el lado impopular requiere valor moral, firmeza, decisión, perseverancia y mucha oración.
Todos los que hayan de ser útiles en esta vida deben pasar por la escuela de la disciplina mental y moral más severa, y entonces Dios los ayudará combinando el poder divino con el esfuerzo humano.
Cuando estéis desanimados permaneced mudos ante los hombres; no echéis sombra sobre la senda de los demás; más decídselo todo a Jesús. (El ministerio de curación 411) En la tarea de rescatar almas del engaño, se realizará mucho más por medio de la oración humilde hecha con el espíritu de Cristo que utilizando muchas palabras sin oración.
Forma parte del plan de Dios concedernos, en respuesta a la oración hecha con fe, lo que no nos daría si no se lo pidiésemos.
Todo poder y sabiduría están a nuestra disposición. No tenemos más que pedir.
Si vivimos conforme a su Palabra, se cumplirán en nuestro favor todas sus promesas.
Cuando estés por hablar apasionadamente, cierra la boca, no digas una palabra. Ora antes de hablar y los ángeles del cielo vendrán a ayudarte.
La oración es el medio ordenado por el cielo para tener éxito en el conflicto con el pecado y desarrollar el carácter cristiano. Las influencias divinas que vienen en respuesta a la oración de fe efectuarán en el alma del suplicante todo lo que pide. Podemos pedir perdón del pecado, el Espíritu Santo, un temperamento semejante al de Cristo, sabiduría y poder para realizar su obra, o cualquier otro don que él ha prometido; y la promesa es: “Se os dará”.
Nuestras oraciones lánguidas y sin entusiasmo, no tendrán respuesta del cielo.
Jesús recibió sabiduría y poder durante su vida terrenal en las horas de oración solitaria.
Debemos elevar nuestras peticiones al lugar santísimo…El tiempo más apropiado para ejercer fe es cuando nos sentimos privados del espíritu.
La fortaleza de Cristo provenía de la oración.
Para todos los que estén desanimados, no hay sino un remedio: Fe, oración y trabajo.
Orad mucho. La oración es la vida del alma. La oración de fe es el arma con la cual podemos resistir con éxito cada ataque del enemigo.
Sobre sus rodillas es que el cristiano obtiene la fortaleza para resistir la tentación.
No debemos sentarnos para esperar tranquilamente la opresión y la tribulación y cruzarnos de brazos sin hacer nada sin impedir el mal. Orad y trabajad; trabajad y orad.
La oración es el medio ordenado por el cielo para tener éxito en el conflicto con el pecado y desarrollar el carácter cristiano.
La fortaleza adquirida al orar a Dios….conserva el espíritu en paz bajo toda circunstancia por penosa que sea.
La meditación y la oración no pueden desplazar el ferviente y fiel aprovechamiento del tiempo.
Aquellos que presentan sus peticiones ante Dios invocando su promesa, mientras no cumplan con las condiciones, insultan a Jehová… La promesa es: “Si estuvierais en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisierais y os será hecho” (Juan 15: 7)
La oración es la llave en la mano de la fe para abrir el almacén del cielo.
No abandonéis vuestra habitación hasta que os sintáis fuertes en Dios, luego velad y mientras veléis y oréis podréis dominar los pecados que os asedian, y el poder de Dios podrá manifestarse en vosotros y lo hará.
Sea cada respiración una oración.
La presunción es la falsificación de la fe por Satanás.
A fin de ser mantenidos por el poder de Dios mediante la fe, los deseos de la mente debieran ascender continuamente en oración silenciosa. Cuando estamos rodeados por influencias destinadas a apartarnos de Dios, nuestras peticiones de ayuda y fuerza deben ser incansables. A menos que así sea, nunca tendremos éxito en quebrantar el orgullo y en vencer el poder que nos tienta a cometer excesos pecaminosos que nos aparten del Salvador.
Su sentimiento de dependencia debe conducirlo a la oración y su sentido del deber debe llamarlo al esfuerzo. La oración y el esfuerzo, el esfuerzo y la oración, deberán ser el asunto de su vida.
Las mayores victorias de la iglesia del cristiano…son las victorias que se alcanzan cuando uno está en la intimidad con Dios.
El enemigo no puede vencer al humilde alumno de Cristo, al que ora y anda en presencia del Señor.
Muchas veces las tentaciones parecen irresistibles, y es por que se ha descuidado la oración y el estudio de la Biblia.
La oración nos une mutuamente y con Dios. La oración trae a Jesús a nuestro lado, y da al alma desfalleciente y perpleja nueva energía para vencer al mundo, a la carne y al diablo. La oración aparta los ataques de Satanás.
La oración de fe es el arma con la cual podemos resistir con éxito cada ataque del enemigo.
Toda promesa de la Palabra de Dios viene a ser un motivo para orar…. En el nombre de Jesús es como se recibe todo favor
Jesús no nos llama a seguirle para después abandonarnos. Si entregamos nuestra vida a su servicio, nunca podremos hallarnos en una posición para la cual Dios no haya hecho provisión.
Si encontráis voz y tiempo para orar, Dios encontrará tiempo y voz para responder.
Si estamos apegados a algún pecado conocido, El Señor no nos oirá…Cuando hayamos confesado con corazón contrito todos nuestros pecados conocidos, podremos esperar que Dios conteste nuestras peticiones.
Velar y orar significa vivir nuestras oraciones ante Dios, para que pueda contestarlas.
Los que están bajo el dominio de Dios y la influencia de los ángeles celestiales, podrán discernir las astutas artimañas de los poderes invisibles de las tinieblas. Los que desean estar en armonía con los agentes celestiales, debieran ser sumamente fervientes en cumplir la voluntad de Dios. No deben dar la menor cabida a Satanás y sus ángeles. Pero a menos que estemos constantemente en guardia, seremos vencidos por el enemigo.
Mediante la confesión, la humillación, el arrepentimiento y la oración ferviente, nos corresponde cumplir con las condiciones en virtud de las cuales Dios ha prometido concedernos su bendición.
Si mantenemos al Señor constantemente delante de nosotros, permitiendo que nuestros corazones expresen el agradecimiento y la alabanza a Él debidos, tendremos una frescura perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo.
Para progresar en la vida espiritual, tenemos que pasar mucho tiempo en oración.
La oración, ya sea que se eleve en público o en la familia en secreto, coloca al hombre directamente en presencia de Dios. Mediante la oración constante los jóvenes pueden adquirir principios tan firmes que ni siquiera las tentaciones más grandes los aparten de su fidelidad hacia Dios.
Orad, orad sobre todo mentalmente.
Al llamar a Dios Padre Nuestro, reconocemos a todos sus hijos como nuestros hermanos. Todos formamos parte de la humanidad; todos somos miembros de una sola familia. En nuestras peticiones hemos de incluir a nuestros prójimos tanto como a nosotros mismos. Nadie ora como es debido si solamente pide bendiciones para sí mismo.