No hay uno entre veinte de los que tienen buena fama entre los adventistas del séptimo día, que esté viviendo de acuerdo con los abnegados principios de la Palabra de Dios.
La inmensa mayoría del mundo desechará la misericordia de Dios.
Hay gran necesidad de una reforma entre el pueblo de Dios. La condición actual de la iglesia nos induce a preguntar: ¿Es ésta una representación correcta de Aquel que dio su vida por nosotros? ¿Son éstos quienes siguen a Cristo, los hermanos de aquellos que no tuvieron por cara su vida? Los que lleguen a la norma bíblica, a la descripción bíblica de los discípulos de Cristo, serán a la verdad escasos.
“…rechazado por su propio pueblo en Nazaret, condenado a muerte sin causa en Jerusalén, Jesús, con sus pocos discípulos fieles, halló temporalmente refugio en una ciudad extranjera.”
Se necesita ahora a hombres y mujeres que trabajen fervientemente para tratar de salvar a las almas, pues Satanás, como poderoso general, ha copado el campo; y en la última parte del tiempo que le queda está trabajando con todo método concebible para cerrar la puerta a la luz que Dios quiere que venga a su pueblo. El recorre todo el mundo para fortalecer sus filas, y los pocos que son fieles a los requerimientos de Dios son los únicos que podrán resistir, y aun a ellos los está tratando de vencer...
Vi que el Espíritu del Señor ha estado apartándose de la iglesia. Los siervos del Señor han confiado demasiado en la fuerza de los argumentos y no han tenido la firme confianza en Dios que debieran haber tenido. Vi que los meros argumentos de la verdad no inducirán a las almas a tomar su posición con el pueblo remanente, porque la verdad es impopular. Los siervos de Dios deben tener la verdad en el alma. Dijo el ángel: "Deben recibirla cálida de la gloria, llevarla en su seno y derramarla con calor fervor del alma a los que oyen." Unos pocos, que son concienzudos, están listos a decidirse por el peso de la evidencia; pero es imposible conmover a muchos con una simple teoría de la verdad. Debe haber un poder que acompañe la verdad, un testimonio vivo para conmoverlos.
¿Esperamos ver que se reavive toda la iglesia? Ese tiempo nunca llegara.
En la iglesia ocurrirán divisiones. Se formarán dos grupos. El trigo y la cizaña crecerán juntos hasta el momento de la cosecha.
Aun los que profesan esperar la aparición de Cristo no están mas preparados para ese suceso que Satanás mismo.
Muchos de los que profesan creer en Cristo no conocen a Dios.
Unos pocos, poquísimos, del inmenso numero que puebla la tierra, serán salvos para la vida eterna, en tanto que las multitudes que no han perfeccionado sus almas en la obediencia de la verdad serán destinadas a la muerte segunda.
La levadura de la piedad no ha perdido todo su poder. En el tiempo en que son mayores el peligro y la depresión de la iglesia, el pequeño grupo que se mantiene en la luz estará suspirando y clamando por las abominaciones que se cometen en la tierra.
Es una solemne declaración la que hago a la iglesia, de que ni uno de cada veinte de aquellos cuyos nombres están registrados en los libros de la iglesia se halla preparado para terminar su historia terrenal…
En la última visión que se me dio, se me mostró el sorprendente hecho de que sólo una pequeña porción de aquellos que profesan creer la verdad será santificada por ella y salvados.
La Palabra de Dios nos dice con claridad que pocos se salvarán, y que la mayor parte, incluso de los llamados, serán indignos de la vida eterna.
Les he dicho que, de acuerdo a lo que se me mostró, sólo un pequeño número de los que ahora profesan creer en la verdad serán salvos al fin.
Los ministros y el pueblo carecen de preparación para el tiempo en que viven, y casi todos los que profesan creer en la verdad presente no están listos para entender la obra de preparación para este tiempo. En su estado presente de ambición mundanal, con su falta de consagración a Dios, su devoción al yo, son completamente incapaces de recibir la lluvia tardía, y, habiendo hecho todo, poder hacerle frente a la ira de Satanás, quien por medio de sus invenciones les haría naufragar en la fe, asiéndolos de un placentero engaño propio. Ellos piensan que están bien cuando están totalmente mal.
Si hubiera habido una sola alma para salvar, Cristo habría muerto por ella.
El permanecer de pie en defensa de la verdad y injusticia cuando la mayoría nos abandone, el pelear las batallas del Señor cuando los campeones sean pocos, ésta será nuestra prueba. En este tiempo, debemos obtener calor de la frialdad de los demás, valor de su cobardía, y lealtad de su traición.
Los que lleguen a la norma bíblica, a la descripción bíblica de los discípulos de Cristo, serán a la verdad escasos.
Hay entre nuestros miembros de iglesia muchos que, mientras profesan andar en los caminos del Señor, está incorporando a su profesión de fe vida cristiana los procedimientos y hábitos de un yo no convertido, y que en consecuencia están corrompiendo sus caracteres. Se introduce tanta frivolidad en el hogar y en la iglesia, que se agravia el Espíritu de Cristo. Hay familias enteras entre nosotros que, a menos que despierten de su somnolienta indiferencia, se perderán, porque no se están convirtiendo diariamente.
Hay entre los miembros de nuestra iglesia algunos que, mientras profesan andar en los caminos del Señor, están incorporando a su profesión de fe los procedimientos y hábitos de un yo no convertido, y en consecuencia están corrompiendo sus caracteres. Se introduce tanta cosa frívola en la vida del hogar y de la iglesia que se agravia al Espíritu de Cristo. Hay familias enteras entre nosotros que, a menos que despierten de su somnolencia y su indiferencia, se perderán, porque no se están convirtiendo cada día.
El pueblo de Dios, simbolizado por una mujer pura y sus hijos, fueron presentados como una ínfima minoría. En los últimos días, sólo existirá un remanente.