Aarón consideró que Moisés había sido demasiado inflexible ante los deseos del pueblo. Pensaba que si Moisés hubiera sido menos firme, menos resuelto a veces, y que si hubiera hecho un compromiso con el pueblo gratificando sus deseos, habría tenido menos problemas, y habría habido más paz y armonía en el campamento de Israel. Él, por lo tanto, había estado probando esta nueva forma de actuar.
El espíritu blando y condescendiente de Aarón, y su deseo de agradar al pueblo, cegaron sus ojos a los pecados de ellos y a la enormidad del crimen que estaba sancionado.