Cargo

Los padres deben gobernar a sus hijos, corregir sus acciones y subyugarlos, o Dios destruirá seguramente a sus hijos en el día de su gran ira, y los padres que no hayan dominado a sus hijos no quedarán sin culpa. De manera especial, deben los siervos de Dios gobernar a sus propias familias y mantenerlas en buena sujeción. Vi que los padres no están preparados para juzgar o decidir asuntos de la iglesia, a menos que puedan gobernar bien su propia casa. Primero deben poner orden en su casa, y luego su juicio en influencia pesarán en la iglesia.

Testimonios, Tomo 1, 115

Satanás ha usado como sus agentes a personas que profesaban creer una parte de la verdad presente, mientras luchaban contra otra parte. El puede utilizar con más éxito a esas personas que a los que se oponen totalmente a nuestra fe. (…) Se permite que tales personas ejerzan influencia, cuando no debiera dárseles ningún lugar, a pesar de sus pretensiones de honradez.

Testimonios, Tomo 1, 293

No es un cargo destacado lo que nos da valor a los ojos de Dios. El hombre se mide por su consagración y fidelidad en el cumplimiento de la voluntad divina.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 9, 219

El cargo no engrandece a un hombre ni en una jota ni en una tilde.

Testimonios para los Ministros, 362

Los que ocupan puestos de responsabilidad no deben pensar que su importante cargo los convierte en hombres de juicio infalible.

Testimonios para los Ministros, 493

El orgullo por la posición que se ocupa constituye un mal profundamente arraigado que ha arruinado a miles de personas.

Mensajes Selectos, Tomo 2, 210

La posición o el cargo que pueda tener una persona no constituyen en sí mismos una indicación de su utilidad en la causa de Dios. El desarrollo de un carácter cristiano mediante la santificación del espíritu es lo que proporcionará influencia para el bien. En la estimación que Dios hace, el grado de fidelidad es lo que determina el valor de su servicio.

Mensajes Selectos, Tomo2, 212-213

Al elegirse dirigentes de cuando en cuando, cuídese de que no dominen las preferencias personales, sino colóquense en los puestos de responsabilidad a aquellos que estáis convencidos de que aman y temen a Dios y de que lo tomarán por consejero.

Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, 184

Los administradores negligentes, que no saben cómo administrar, deben ser exonerados de sus cargos.

Ministerio Médico, 205

Los que oprimen a sus compañeros de labores en nuestras instituciones, y que se niegan a cambiar su manera de tratar a los auxiliares que están bajo su cargo, deben ser despedidos.

Ministerio Médico, 216

Es un pecado contra Dios permitir que siervos infieles permanezcan en posiciones de liderazgo, pues el pueblo de Dios queda expuesto a ser descarriado por la infidelidad de ellos.

Ministerio Médico, 216

Caifás…no tenía ni la capacidad, ni la autoridad del cielo para realizar esa labor…Caifás era sumo sacerdote sólo en apariencias. Llevaba los vestidos sacerdotales, pero no tenía una relación vital con Dios.

Cristo Triunfante, 271

(Caifás) "Actuaba inspirado por Satanás... No era un sacerdote nombrado por Dios según el orden de Melquisedec." (MS 102, 1897). (CBA, t5, 1080) "El ni tenía capacidad, ni autoridad del cielo..."

Manuscript Releases, vol 12. 387

Lucifer deseaba el poder de Dios, pero no su carácter. Buscaba para sí el lugar más alto, y todo ser impulsado por su espíritu hará lo mismo. Así resultarán inevitables el enajenamiento, la discordia y la confrontación. El dominio viene a ser el premio del más fuerte. El reino de Satanás es un reino de fuerza; cada uno mira al otro como un obstáculo para su propio progreso, o como un escalón para poder trepar a un puesto más elevado. (…) Los (discípulos) que eran impulsados por el orgullo y el amor a la distinción, pensaban en sí mismos y en la recompensa que habían de recibir, más bien que en cómo podían devolver a Dios los dones que habían recibido. No tendrían cabida en el reino de los cielos porque estaban identificados con las filas de Satanás.

Deseado de Todas las Gentes, 403

Lo que el ser humano vale no se mide por el puesto que ocupa sino por el espíritu cristiano que revela.

En Lugares Celestiales, 238