Los dichos que se creen ingeniosos, expresados para causar risa, son mercancía de Satanás, y todos los que participan en esta conversación están negociando con sus mercancías.
Las bromas, los chistes y la conversación mundana pertenecen al mundo. Los cristianos que tienen la paz de Dios en sus corazones, estarán alegres y felices sin entregarse a la ligereza o frivolidad.