1. EN BENEFICIO DE NUESTRA VIDA ESPIRITUAL. “Es mucho más fácil obtener fe, esperanza, amor y felicidad en lugares apartados, en medio del campo, de las montañas y los árboles.”
2. PARA MEJORAR NUESTRO ESTADO FISICO, MENTAL Y ESPIRITUAL. “No hay una familia en cien que mejoraría física, mental o espiritualmente por residir en la ciudad.”
3. FAVORECE LA OBEDIENCIA A LOS MANDAMIENTOS DE DIOS. “En un tiempo como este, los que deseen guardar los mandamientos de Dios deberían buscar lugares apartados, lejos de las ciudades.”
4. ES UNA FUENTE DE BENDICIONES. “No consideréis que es una privación el ser llamados a dejar las ciudades para trasladaros al campo. Allí esperan abundantes bendiciones para los que deseen aprenderlas.”
5. POR EL BIEN DE NUESTRA SALUD. “El ambiente físico de las ciudades es muchas veces un peligro para la salud. La exposición constante al contagio, el aire viciado, el agua impura, el alimento adulterado, las viviendas oscuras, malsanas y atestadas de seres humanos, son algunos de los muchos males con que se tropieza a cada paso.”
“Algunos miembros de nuestro pueblo que viven en la atmósfera envenenada de las ciudades, harían bien en conseguir unas pocas hectáreas de tierra.”
6. SE EVITAN MUCHAS TENTACIONES. “Las ciudades están llenas de tentaciones.” “Es cierto que en el campo (los jóvenes) no estarán totalmente libres de dificultades ni preocupaciones, pero podrán evitar muchos males y cerrar la puerta a una gran cantidad de tentaciones.”
7. PARA QUE DIOS OBRE MILAGROS EN NUESTRA VIDA. “Si nos colocamos bajo influencias indeseables, ¿podemos esperar que Dios obre un milagro que anule los resultados de un curso de acción equivocado? Ciertamente, no. Salid de las ciudades tan pronto como sea posible...”
8. PARA BENEFICIO DE LOS HIJOS. “Enviad a los niños a las escuelas ubicadas en la ciudad, donde cada faceta de tentación está lista para atraerles y desmoralizarlos, y la tarea de edificar su carácter a la semejanza divina será diez veces más difícil.” “Siempre que sea posible, los padres tienen la obligación de establecer su hogar en el campo para el bien de sus hijos.”
9. PARA PROTEGER A LOS HIJOS. “Hay que proteger cuidadosamente a los niños tanto como a los jóvenes. Debería mantenérselos alejados de los centros de iniquidad que hay en nuestras ciudades.” “Los creyentes que viven en las ciudades tendrán que trasladarse al campo para salvar a sus hijos de la ruina.”
10. EVITAMOS EL RIESGO DE PERDER NUESTRA SALVACION. “De acuerdo a la luz que se me ha dado, estoy urgiendo a la gente a salir de los grandes centros de población. La maldad se está incrementando en nuestras ciudades, y cada vez es más evidente que aquellos que se queden en ellas innecesariamente lo hacen con el peligro de perder su propia salvación.” “(Dios) quiere que su pueblo no se concentre en las ciudades. Quiere que ellos lleven sus familias fuera de las ciudades, para que se puedan preparar mejor para la vida eterna.”
11. LA DISPERSIÓN FAVORECE LA PREDICACION DEL EVANGELIO “Cuando los discípulos cedieron a su deseo de permanecer agrupados en Jerusalén, Dios permitió que fueran perseguidos, y tuvieron que dispersarse por todas las regiones del mundo.”
12. SATANAS MORA EN ELLAS. “Las ciudades están llenas de toda clase de impiedad: huelgas, asesinatos y suicidios. Satanás mora en ellas...”
13. EVITAMOS LA CONTIENDA QUE HABRA EN LAS CIUDADES. “Dentro de no mucho tiempo habrá tal contienda y confusión en las ciudades, que aquellos que deseen salir de ellas no podrán hacerlo.”
14. SERA DIFICIL COMPRAR Y VENDER EN ELLAS. “En el futuro el problema de comprar y vender será muy serio.”
15. COSECHAR NUESTROS PROPIOS PRODUCTOS. “Veo la necesidad de que las familias del pueblo de Dios se trasladen fuera de las ciudades, a lugares apartados del campo, donde puedan cultivar la tierra y cosechar los productos que ellos mismos siembren...”
16. LAS GRANDES CIUDADES SERAN DESTRUIDAS. “Se me pide que declare el mensaje de que las ciudades llenas de trasgresión y pecaminosas en extremo, serán destruidas por terremotos, incendios e inundaciones.” “Las ciudades impías de nuestro mundo serán destruidas. Mediante las catástrofes que ocasionan actualmente la ruina de grandes edificios y barrios enteros, Dios nos muestra lo que ocurrirá en toda la tierra.” “¡Ojala que el pueblo de Dios tuviese un sentido de la destrucción que amenaza a miles de ciudades ahora casi entregadas a la idolatría!”