Ningún alma se pierde sin arrastrar a otras.
(Manuscrito 148, 8 octubre 1899)
Hay entre nuestros miembros de iglesia muchos que, mientras profesan andar en los caminos del Señor, está incorporando a su profesión de fe vida cristiana los procedimientos y hábitos de un yo no convertido, y que en consecuencia están corrompiendo sus caracteres. Se introduce tanta frivolidad en el hogar y en la iglesia, que se agravia el Espíritu de Cristo. Hay familias enteras entre nosotros que, a menos que despierten de su somnolienta indiferencia, se perderán, porque no se están convirtiendo diariamente.
(Australasian Union Conference Record. April 29, 1907; This Day With God, 73)