Se emitirá un decreto por el cual todo aquel que no haya recibido la marca de la bestia no podrá comprar ni vender y por el cual, finalmente, ha de ser condenado a muerte.
La observancia del domingo no es aún la marca de la bestia, y no lo será sino hasta que se promulgue el decreto que obligue a los hombres a santificar este falso día de reposo. Llegará el tiempo cuando este día será la prueba; pero aun no ha venido.