La salvación es como la luz del sol. Pertenece a todo el mundo.
Dios ha predestinado a cada uno a ser “conforme a la imagen del hijo”. En cada uno, el longánimo amor de Cristo, su santidad, mansedumbre, misericordia y verdad, han de manifestarse al mundo.”
Dios nos ha escogido desde la eternidad…para que podamos ser santos.
Hallamos una sola predestinación en la palabra de Dios, de individuos y de un pueblo, esto es, que el hombre está predestinado a ser salvo.
Los dones de la gracia de Dios mediante Cristo son gratuitos para todos. No hay elección, excepto la propia, por la cual alguien haya de perecer.
Las medidas tomadas para la redención se ofrecen gratuitamente a todos.