Debéis orar como si la eficiencia y la alabanza se debieran completamente a Dios, y trabajar como si el deber fuera todo vuestro.
Debemos velar, obrar y orar como si éste fuese el último día que se nos concede.
Todo verdadero seguidor de Cristo tiene una obra que realizar. Dios ha dado a todo hombre su obra.
Un cristiano que no trabaja no está sano.